El vicejefe de Gobierno porteño, quien tiene a su cargo el Ministerio de Seguridad, Diego Santilli, anunció que la Ciudad de Buenos Aires implementará el próximo 15 de abril un sistema de reconocimiento facial con inteligencia artificial para detectar y detener a personas que tengan pedido de captura judicial. De acuerdo con el funcionario, la idea es “que la tecnología ayude” a combatir el delito. Sin embargo, la presidenta de la Fundación Vía Libre y especialista en temas de derechos humanos en entornos tecnológicos, Beatriz Busaniche, afirmó que “esto implica un avance sobre las garantías de protección de la intimidad que tienen los ciudadanos. La vida privada de las personas no solo incluyen su esfera domiciliaria sino también el espacio público”, y advirtió, además, que este tipo de tecnología “funciona mal y produce muchos falsos positivos”.

Las cámaras de videovigilancia se han multiplicado en calles, estaciones de subtes y trenes, shoppings, edificios. Toda la ciudad convertida en un panóptico que el gobierno quiere potenciar “dada la capacidad instalada de cámaras y centros de monitoreo” que tiene la Ciudad, según anunció Santilli durante el Primer Congreso Internacional sobre delito transnacional que se celebra en la Legislatura porteña.

El vicejefe de Gobierno, quien no brindó muchos detalles del sistema, remarcó que la aplicación de esta tecnología sólo se usará para encontrar a personas requeridas por la Justicia. “Es solo para aquellas personas que están buscadas por la Justicia.”, afirmó el funcionario. 

"El problema radica en que, en el afán de identificar a uno, nos identificarán a todos, desde el momento mismo en que, para poder reconocer un rostro, hay que revisar todos" sostuvo por su parte, el periodista Nicolas Lucca y agregó "de mi vida muestro lo que quiero y a quien quiero. Del mismo modo que en las redes sociales elijo qué mostrar y qué no, el Estado no tiene por qué saber si me gusta comer, qué hago los sábados a la noche con cinco personas entrando a un bar, con quién me junto ni cada cuánto lo hago. Del mismo modo, no quiero que mañana tenga que presentarme ante la AFIP para explicar cómo es que terminé comiendo en Puerto Madero si mi sueldo no alcanza para pagar un sánguche de bondiola en la Costanera. ¿Emboqué las cuatro cifras a la cabeza de la nocturna nacional? ¿Me regalaron una cena por mi cumpleaños? ¿Soy amigo del dueño? ¿Qué te importa? Y si así y todo creemos que hay peores monstruos que la AFIP, deberíamos tener presente que en este país se ha llegado a hackear a la mismísima ministro de Seguridad. Imaginemos que todos los datos recolectados son sustraídos por cualquier persona con ganas de joder y hacerse de unos pesitos extorsionando."

Para Busaniche, se parte de la idea de seguridad “basada en la vigilancia permanente de todos los espacios. Y la vida privada de las personas no sólo incluye su esfera domiciliaria sino también en el espacio público. Por eso, ni el Estado ni los privados están habilitados a invadir esa privacidad. Los trayectos de circulación, la libre conversación con terceros, todo lo que se hace en el espacio público tiene una presunción de privacidad, que implica que el Estado no puede meterse en esas prácticas sin una razón justificada”.

Por otra parte, Busaniche sostuvo que la tecnología de reconocimiento facial aún esta inmadura y produce muchos falsos positivos, que terminan por invertir la carga de la prueba y obliga a los ciudadanos a probar que no son culpables. “Se implementó en Europa durante la Champions League el año pasado y dio resultados deplorables”, detalló.

Fuente:Página/12 - Infobae