En un mano a mano con Gastón Pauls en el programa "Seres libres", el conductor radial relató el infierno que vivió por su ludopatía y contó cómo logró salir.

En la emisión pasada el entrevistado fue Nicolás Cajg, conocido como Cayetano, que recordó su sufrimiento por la ludopatía y cómo logró salir.

“Si repaso mi vinculación con el juego, con las apuestas, me doy cuenta de que aposté siempre, desde la escuela primaria, a los 10 u 11 años”, comenzó diciendo el conductor radial de 42 años. 

“Armaba torneos en los recreos de quinto grado de ping pong, sonaba el timbre, juntaba las mesas, llevaba una red, paletas y pelotitas, todos me tenían que dar un peso y organizaba, juegan Gastón contra Cacho, sonaba el timbre, me llevaba la mitad y el campeón se llevaba la mitad. No era apostar, pero era una vinculación entre jugar y la plata”, explicó sobre ese peligroso acercamiento.

Pero un momento importante para él fue cuando su papá le enseñó a jugar al blackjack y al póker. “Tengo una vinculación de toda la vida, después fue creciendo el tiempo que le dedicaba, el dinero que apostaba hasta que se apoderó de mí”, indicó, advirtiendo que siempre supo que podía tener un problema.

"La adrenalina estaba vinculada a vivir en problemas. La vida me aburría, un embole, no me alcanzaban las cosas que me pasaban, podía apostar en fútbol, diez mil pesos al Boca-River, pero no me divertía, me divertía apostar la cifra que me complicara la vida. Si había ganado 50 en el mes, apostar 10 no me divertía, me divertía apostar 60″, expresó sobre lo que ocurría al apostar.

“Estaba en un quilombo pero me divertía, o pensaba que me divertía, es una enfermedad. Ganar un día significaba perder al otro día, si ganaba lunes perdía el martes, si ganaba lunes y martes perdía el miércoles", completó.

También declaró que cuando comenzó a hacerse conocido, tuvo que esconder su adicción: "No iba más al casino, para que no le contaran a nadie de mi entorno, me perjudicó mucho saber que uno tiene un casino en el teléfono, en la computadora, en tu casa... podés estar en calzones en el sillón apostando cinco mil dólares".

"Se había apoderado de mí, era mi plan de fin de semana, ni salir con amigos, ni con chicas, ni familia; dejé de jugar al fútbol, de ir a la cancha a ver a Atlanta, empezás a mentir. En los momentos de conciencia, decía ‘pará, esto está mal’ y después me decía ‘si es lo que te divierte, viví así'", confesó.

Al ser consultado sobre si hubo consecuencias físicas, respondió afirmativamente y señaló su cabeza: “Mi papá no es pelado, creo que no era mi destino ser pelado, probablemente sea estrés de lo que he vivido; dormís mal, poco, fumás mucho, te despertás a mitad de la noche. Cenaba mate con galletitas de agua, pedir un plato de comida era gastar plata en algo, cuando tenía que ir al juego, para qué quiero ravioles si tengo mate y galletitas”.

Entonces, se dio el pie para hablar de dinero: “Cuando uno gasta más de lo que tiene, contrae una deuda con gente, se trata de eso, que te llaman, te apuran, te aprietan, te ponen plazos, no tenés para pagar, empezás una rueda de pedirle a él, para pagarle a él, seguís perdiendo y le debés a él, a él y a él y eso te transforma en un mentiroso permanente”.

Una de las revelaciones más terribles fue cuando contó por las deudas que contrajo por apostar tuvo que entregar la llave de una propiedad:  “Perdí el departamento que me dejó mi abuela antes de morir".

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Fuente: Diario Show