Adriana Aguirre está sumergida en una profunda tristeza por sus problemas de salud. En enero sufrió una caída mientras homenajeaba a Diego Maradona en un teatro de Mar del Plata y tuvo que ser trasladada de urgencia a una clínica. Poco después llegaron las operaciones y una rehabilitación eterna que ya no soporta. Su exmarido, Ricardo García, manifestó su preocupación y no sabe qué hacer para ayudarla.

“Adriana está dolida y se siente mal. Nunca, en 45 años de profesión que tiene, hizo un juicio. Se está recuperando pobrecita, lentamente. Tiene que hacerse análisis. Tiene que hacer gimnasia muy paulatinamente. Parece que fuera una viejita”, pronunció el mediático en diálogo con Juan Etchegoyen, en Mitre Live.

La artista quiere demandar a Torry Palenzuela, productor de la obra donde trabajaba, pero está devastada porque no puede dar con su paradero. “Está muy mal física y psicológicamente, principalmente por esta injusticia. Él sería el primer demandado, pero después le siguen los encargados del teatro”, remarcó García.

Por último, indicó que el teatro La Campana continúa en remodelación tras el accidente de la vedette, y una prueba de ello es que ni siquiera abrió sus puertas en las vacaciones de invierno: “El escenario estaba lleno de agujeros. El estado de lugar era catastrófico. Son responsables por utilizarlo en ese estado”.

En sus redes, Aguirre se refirió a su estado de salud. Contó que visitó al traumatólogo y que está muy ansiosa por subirse nuevamente a las tablas. “Me dejó bien claro que me olvide de bailar. El control del doctor será, mínimo, por un año más. Esto significa que si no llegamos a un acuerdo en la audiencia de conciliación iremos a un juicio por accidente laboral. Gracias por el cariño. Estoy con problemas emocionales y bajo terapia para poder contener mi crisis”, sostuvo con angustia.

El calvario de Adriana comenzó a fines de enero, cuando durante una función de Un loco súper show cayó al suelo tras hacer una acrobacia. De inmediato fue llevada a una clínica donde le hicieron varios estudios para descartar cualquier tipo de lesión, pero jamás se imaginó las secuelas. A raíz del golpe, en marzo debió ser operada, pero los médicos no ven avances.

“Tengo un glúteo más alto que otro, las secuelas en la pierna y no puedo volver a trabajar en lo que quiero y amo hacer. No voy a poder bailar, salvo que la pierna se arregle por un milagro de Dios”, se lamentó.

Fuente: TN.com.ar