Considerado uno de los mejores volantes del fútbol argentino, brilló en las canchas y terminó “en bancarrota”: La cruda historia del "Hacha" Ludueña

Brilló en Talleres de Córdoba e iba a ser titular con la Selección Argentina en el Mundial 1978, pero una lesión inesperada marginó a “El Dios del Fútbol” que tuvo la oportunidad de emigrar al exterior para mostrar su talento, pero las malas amistades lo impidieron. A la distancia, Luis Ludueña realizó un repaso de su carrera, su adicción al alcoholismo, su bancarrota y reveló que pensó en el suicidio.

“Me gustaba salir de noche con ‘amigos’ y despilfarrar dinero en mujeres, alcohol, e iba de boliche en boliche. Cuando sos reconocido te vienen a buscar de todos lados para salir de juerga y no te das cuenta de qué ese tipo de amistades son las que te arruinan la vida. Cuando me quedé en bancarrota, porque había malgastado mi plata, pedí ayuda, pero esos ‘amigos’ se borraron. Me siento mal después de tantos años. Sigo muy dolido por aquella traición”, contó el Hacha en una entrevista para Infobae

Quien supo destacarse como un volante por derecha, manifestó que llegó a esa situación por no oír a su mejor amigo: “Eso me pasó por no hacerle caso a mi padre. Él me aconsejaba: ´Mirá, Hacha, esta gente no te conviene, son amigos de la noche. Acordate de lo que te dice este viejo´. No le di ni cinco de bolilla. Le decía que se dejara de joder. Pero tenía razón. ´La gente está con vos por dinero; no por la clase de persona que eres´, me repetía a cada rato”. Le respondía: ´No papá, nada que ver´. Pero en las malas me di cuenta de que tuve amigos por interés”.

Luis Ludueña está jubilado y dejó atrás su empleo durante tres décadas en la Legislatura de Córdoba, pero el abuelo de 16 nietos no vivía este presente tiempo atrás y llegó a pensar en terminar con su vida: “Pensé en suicidarme cuando estaba sumergido en el alcohol y la joda. ¡Ahora no! Porque todos mis hijos son muy buenos y tengo nietos bárbaros. Pero si no fuera por ellos no sé qué hubiera pasado con mi vida, no estaría en este mundo. Pero por mi familia doy todo. Siempre me apoyaron cuando estuve mal y nunca me soltaron la mano. Por ese motivo estoy en pie.”

“Tomaba mucho alcohol. Hace 24 años que lo dejé, pero era un adicto. Hay días que la pasaba muy mal en todos los sentidos y se me notaba en lo físico, en la salud por todo lo que consumía. Pero cuando dejé el alcohol recuperé a mis hijos porque estábamos distanciados. ¿Qué cosa puede ser más importante que eso? Recuperé el amor y el cariño de ellos”, confesó el “Hacha”, quien especificó que nunca se acercó a las drogas a pesar de su entorno negativo: “Estaba rodeado de gente drogadicta, pero jamás consumí”.

A días del comienzo del Mundial 1978, la Selección Argentina debió cambiar la estructura del equipo titular que ganó la Copa del Mundo porque Luis Ludueña iba a iniciar desde el comienzo, pero una inesperada lesión lo dejó afuera: “Se me cortó el tendón del dedo gordo del pie izquierdo. Estaba en la casa de un amigo cerca de la pileta. La empleada doméstica me empujó al agua. Me volví loco, me saqué los zapatos, y me miré enseguida. Tenía un tajito chiquito. El pie se me había ido y me corté con el borde. Al otro día tenía el pie hinchado”, declaró.

A continuación, contó el diálogo que mantuvo con el médico de la Albiceleste por una lesión que necesitó de dos meses de recuperación: “Me vio Hugo Velásquez y me dijo que moviera el dedo. “No puedo”, le contesté. “Dale que tenés que viajar el miércoles a Mar del Plata, que ya te quedás concentrado con la Selección”, me insistió. Pero no podía moverlo. Hugo se largó a llorar y me dijo: “Te perdiste el Mundial, te cortaste el tendón”. Lloré mucho. Dios sabrá por qué no lo jugué.”

Luis Ludueña pudo emigrar de Talleres hacía Europa, pero la negatividad de su entorno frenó el traspaso: “Tuve la chance de irme a España y no lo hice por las malas compañías, por hacerles caso a ellos. Me dijeron todo lo malo que uno puedo escuchar: que iba a estar mal, solo, que iba a extrañar y que me iba a cambiar la vida. Tenía todo acordado con el Málaga”. Cuando volvió a Córdoba, recibió el interés de Boca, San Lorenzo, Independiente y Huracán, pero la T impidió la venta del jugador que deseaba ser dirigido por Juan Carlos "Toto" Lorenzo en el Xeneize.

“A raíz de esto, Talleres se enojó y no me quiso vender a ningún otro club. Me castigó, porque se cayó el pase a España”, declaró el cuarto máximo goleador del club con 113 goles, quien debe ser sometido a una operación en su rodilla por las excesivas infiltraciones que se hizo en su carrera en esa zona: “No camino con normalidad y me imposibilita moverme bien, se me traba. Ya no puedo volver a patear una pelota”.

Fuente: TyCSports.com.ar