Lionel Messi patea tiros libres como los dioses. O como Diego Armando Maradona, que es casi lo mismo para los amantes del fútbol. Y algo tiene que ver el Diez con la magia que le mete Leo a sus remates. Por lo menos, así lo explicó alguna vez el preparador físico Fernando Signorini, quien compartió tiempo con los dos en la previa y durante el Mundial de Sudáfrica 2010. En su libro “Fútbol llamado a la rebelión, la deshumanización del deporte”, el Profe revela una anécdota imperdible al respecto.

“En febrero de 2009, a pocos meses de haber asumido Diego Maradona como técnico de la Selección, fuimos a Francia a disputar un amistoso ante el seleccionado local, en Marsella. El día anterior al partido hicimos una práctica en el estadio, donde Diego trabajó con los once titulares en el táctico final y yo me quedé con el resto haciendo un loco hasta terminar el entrenamiento”, cuenta Signorini, poniendo en contexto el encuentro.

Y sigue: “Cuando dio la orden de terminar, Mascherano, Tevez y Messi le pidieron si podían quedarse haciendo tiros al arco, a lo que Maradona accedió. En un momento, Lionel puso la pelota mirando hacia el arco, un poco sobre la izquierda y cuando le pegó, su remate se fue lejos, por arriba del ángulo de la mano derecha de Juan Pablo Carrizo”.

“Hizo un gesto de fastidio y, como enfiló para el vestuario, le salí al cruce -agrega el Profesor-:

-Decime una cosa, ¿un jugador como vos se va a ir a duchar con esa porquería? Dejate de hincar las bolas. Agarrá una pelota y volvé a intentar.

Termino de pronunciar eso y veo que viene Diego, que lo había escuchado todo, como siempre. Lo tomó del hombro y le dijo:

-Leíto, Leíto, vení, papá. Vamos a hacerlo de vuelta.

Era como un profesor con el alumno. Y siguió:

-Poné la pelota acá y escuchame bien: no le saques tan rápido el pie a la pelota, porque si no ella no sabe lo vos querés.

Entonces, la acarició con la zurda y la clavó en el ángulo, inflando la red ante la mirada de admiración de Messi.

Para los que hablan de los celos de Diego, ¿qué celos? Le estaba abriendo el mundo del conocimiento y no le cobró nada. Yo pegué media vuelta y no quise ver más, ya era suficiente. Allí estaba el fútbol argentino”, finaliza.

El consejo le debe haber servido a Messi para perfeccionar una técnica que hoy no tiene otro futbolista en el mundo. El domingo lo demostró con su tercer gol consecutivo, en tres partidos, por la vía del tiro libre. Se los hizo al Girona, a Las Palmas y al Atlético de Madrid. Y promete convertir muchos más. Ojalá algunos sean en Rusia 2018.