Una de las características distintivas de la inflación, desde diciembre de 2015, es que está sobre impresa por ingentes aumentos en los denominados precios regulados, aumentos que se deciden en forma directa por la administración nacional y los estados provinciales.
Los más extendidos son los que afectan a los servicios públicos, la energía y el transporte. El mecanismo anterior a la gestión de Cambiemos consistía en absorber los incrementos en los costos operativos pagando subsidios a las prestadoras, desconectar el nivel de las tarifas del valor del dólar y regular los niveles de rentabilidad de las empresas.

El eventual atraso tarifario sirvió, sin explicaciones precisas, como justificación para el retiro de los subsidios, la dolarización de los precios (especialmente por el lado de los combustibles) y la liberación de la rentabilidad de las empresas. Ese combo aplicado de manera simultánea llevó los aumentos tarifarios muy por sobre el índice general de precios y los salarios.
A las escenas dramáticas que se viven en muchos hogares por el impacto de las facturas de energía y servicios públicos, que pasan todos los meses por debajo de la puerta, se agrega un goteo incesante que drena el bolsillo de trabajadores y estudiantes por efecto de los aumentos en transporte. 
En forma diaria los más humildes que se desplazan por el Area Metropolitana de Buenos Aires van dejando porciones cada vez mayores de sus ingresos por el sólo hecho de llegar a su lugar de actividad.
Siguiendo la propuesta salarial de la Ciudad para este año, y tomando como base Diciembre de 2015, el salario nominal docente finalizado el 2018 habrá crecido en casi un 90%.
Con los aumentos ya anunciados, en el mismo período, el subte lo habrá hecho en un 257%; los colectivos en un 229% y el boleto de tren en un 163%. El gráfico que sigue muestra año a año el acumulado de esas indexaciones.
 

El salario docente, en CABA, pierde por goleada frente a la inflación

En vísperas de un aumento regulado en la tarifa de Taxis, de casi el 20%, cuesta imaginar cuál es panel de indicadores que usa el Gobierno de la Ciudad para estimar las necesidades de sus trabajadorxs de la Educación.
El Índice de Precios que la elabora el Gobierno de la Ciudad ya indica que, desde diciembre de 2015, el salario docente perdió 8,5% de su poder adquisitivo en la Ciudad de Buenos Aires.

Si proyectamos la inflación prevista por el Relevamiento de Expectativas de Mercado que publica mensualmente el BCRA, sobre la base de una extensa encuesta a avezados analistas y empresarios del Sector Financiero (18,6 % para todo el 2018, según su último registro), y lo comparamos con la oferta salarial de la gestión Larreta, a finalizar el 2018, los docentes habrán perdido el 21% de su salario real. En sólo tres años.