El pánico al desabastecimiento ante los inminentes aislamientos fueron provocando en todos lados la misma reacción: compras masivas de papel higiénico en una suerte de efecto contagio, también conocido como "síndrome de Fomo". Donde, además, se produjo una reacción muy particular fue en Holanda, cuando el Gobierno anunció que las medidas preventivas frente al coronavirus incluía el cierre de los coffe shops en los que se vende marihuana y hachís. La medida apenas duró unos días. Las largas filas que se formaban en las veredas y las protestas en las redes sociales obligaron a pensar en el uso recreativo de la droga como una necesidad escencial.

“La gente se preguntaba por qué los supermercados podían seguir abiertos y los choffe shop no”, contó a BAE Negocios Mariana Petit, quien vive en una pequeña ciudad llamada Dordrecht, donde llamó la atención que también hubiera largas filas para comprar una dósis recreativa de marihuana.

La situación parece estar controlada ahora, y si bien hay medidas para controlar el distanciamiento social, en particular para hacer las compras de alimentos, lo cierto es que los holandeses no están obligados a quedarse en sus casas y aún pueden salir a caminar para disfrutar los días de primavera si lo desean.

El problema fue lo intempestivo del anuncio gubernamental. “Se anunció que se iban a tomar medidas y que iban a cerrar los bares, los restaurantes y los coffe shop, que es donde la gente va a buscar el cannabis, el hachís y todo eso, eran las seis de la tarde y el Gobierno les decía que en media hora cerraba todo, así que todo el mundo salió por provisiones".

“La gente pensó, bueno, vamos a ir a buscar antes de que cierren. Se armaron filas en todo el país, incluso donde vivo yo. Pero hubo tantas protestas que a los dos o tres días levantaron la medida”, describió.

Según las agencias internacionales, la decisión de incluir las tiendas de cannabis en la lista de negocios que debían cerrar fue para detener el turismo que llega proveniente de Bélgica y que repercute especialmente en la provincia de Brabante Septentrional. Lo que al parecer no había sido tenido en cuenta, fue la reacción de los propios holandeses.

“La gente decía: si los supermercados y cosas que son esenciales para la sociedad siguen abiertas, opinamos que los coffe shops también tienen que quedar abiertos. Es decir que la gente pidió que se vuelvan a abrir porque es algo esencial, hay gente que tiene mucha ansiedad y necesita, no sé, fumarse un porro para estar más tranquilo”.

En Italia, por ejemplo, y a pesar de la tragedia que enluta al país, fueron suspendidas las clases y está prohibido trasladarse de un distrito a otro. Las restricciones horarias en restaurantes, shoppings y bares dieron paso a el cierre total, pero supermercados, farmacias y estaciones de servicio (que son de autoabastecimiento) siguen abiertas, igual que las tabaquerías.

Fuente: Bae Negocios