Aunque la OMS siguió elogiando a China en sus declaraciones públicas, temían que el gigante asiático no estuviera compartiendo información suficiente para evaluar el riesgo que suponía el nuevo virus, según los registros a los que ahora tuvo acceso la agencia AP.

Haber ocultado esa información le costó al mundo un tiempo precioso, un dato que se suma a otros numerosos informes que detallan las "omisiones y demoras" de China ante el COVID-19.

Las primeras pistas no compartidas

Mientras desde mediados de diciembre comenzaron a producirse casos en Wuhan de una "nueva forma de neumonía", China logró descifrar a principios de este año el mapa genético del nuevo coronavirus, apunta AP. Sin embargo, solo lo informó el 11 de enero, luego que lo publicara un laboratorio local.

Incluso la comunicación oficial a la OMS se demoró otras dos semanas. La tardanza se produjo en una época en la que quizá podría haberse frenado el brote de forma considerable.

Pese a esto, durante el primer mes de 2020, la Organización Mundial de la Salud elogió públicamente a China y describió su postura como una "rápida respuesta" al nuevo coronavirus.

Según afirma The Associated Press tras analizar una serie de documentos, la demora se debió a un riguroso proceso de controles y autorizaciones sobre la circulación de información sensible.

El extremo de las demoras se refleja en el ejemplo que dio el enviado de la OMS a China en plena epidemia: “Estuvimos en una fase en la que sí, nos lo dieron 15 minutos antes de que aparezca en CCTV”, en referencia a la televisión china.

El derecho internacional obliga a los países a informar a la OMS de acontecimientos que puedan tener un impacto en la salud pública. Pero la agencia de Naciones Unidas no tiene poder para hacer cumplir esa norma.

La agencia AP cree que la estrategia de la OMS de no denunciar la conducta de China fue para evitar que la revelación de datos fuera más difícil todavía.

Se perdieron 28 valiosos días desde que el 2 de enero se descifró el genoma del COVID -19 hasta que la OMS declaró una emergencia global el 30 de enero.

El brote se multiplicó entre 100 y 200 veces, según datos retrospectivos del Centro chino de Control y Prevención de Enfermedades.

Como A24.com documentó en su momento, el New York Times publicó una extensa linea de tiempo en la que demuestra que solo el 31 de diciembre de 2019, China informó a la OMS con una afirmación engañosa: "La enfermedad es prevenible y controlable".

Recién el 23 de enero cerraron Wuhan, cuando la enfermedad ya se había dispersado por varios países del mundo. Con estos datos, la OMS declaró al COVID-19, recién el 30 de enero, como una pandemia.

Ante esta nueva investigación, la OMS se limitó a comentar “Nuestra cúpula y personal han trabajado día y noche para apoyar y compartir información con todos los estados miembros por igual, y entablar conversaciones francas y transparentes con los gobiernos a todos los niveles”

Por su parte, Zhao Lijian, vocero de la cancillería china dijo este miércoles: "No sé de dónde sale esa información internacional. Les puedo decir claramente que ese informe es seriamente inconsistente con los hechos".

Fuente: A24