El hit del verano es un refrito. Se cantó en diciembre de 2011 en un partido en el que San Lorenzo le ganó a Tigre por 1 a 0 y a raíz de la suspensión del estadio en un momento delicado: cuando Macri impulsaba la candidatura de Angelici. Así lo recuerda el portal Mundo azulgrana: “una orden municipal unas horas antes del cotejo, impidió que se juegue, obligando a postergar el duelo entre Matadores. ¿La causa? El jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, no quería que el partido se jugara porque un empate o una caída de Tigre hubiera precipitado la consagración de Boca antes de jugar el domingo ante Banfield, y él consideraba que eso podía perjudicar las chances del por entonces opositor, Daniel Angelici, a quien apoyaba en la elección para presidente xeneize, contra Jorge Ameal. (…) La inhabilitación ese sábado se llevó a cabo al mediodía, cuando un empleado de la Agencia Gubernamental de Control porteña colocó una banda de clausura. San Lorenzo había abierto las instalaciones del Nuevo Gasómetro, el operativo policial estaba desplegado y personal de club estaba distribuido en las instalaciones. Pero el partido no se jugó, y la gente estalló dando inicio a una canción que en aquel momento pasó por alto.” Incluso la posición histórica de Macri sobre la recuperación del predio de Boedo era negativa. Algo que hoy es ley en la ciudad y en lo que se está avanzando, aunque Macri en varias oportunidades expresó su desacuerdo, argumentando sobre los riesgos de inseguridad en el barrio.

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El hit del verano nació donde nació la política macrista: en las canchas. Para pensarlo hay que empezar justamente por el comienzo, su terreno. El eje futbolero. Ahí donde, como indica Ignacio Ramírez, Macri construyó justamente su contraseña popular. Dice Ramírez: “los chistes futboleros son quizás la única contraseña popular que Mauricio Macri maneja con cierta naturalidad”. Se puede ver en los videos que la propia Presidencia difunde de las visitas a vecinos. Macri en casas humildes o de clase media y el fútbol usa el fútbol como contraseña entradora. 

El hit del verano volvió el 4 de febrero cuando expulsaron a un jugador de San Lorenzo en un partido con Boca. La crónica dice que el canto empezó en la platea. Y se extendió a todo el estadio. ¿Cuál es el contexto? Un verano duro en el que esta vez sí sufrió un revés en su popularidad.

El hit del verano no repolitiza las canchas porque las canchas siempre estuvieron politizadas, y porque el fútbol es política. La 12 en los años 80 y primeros 90 cantaba contra Menem. Toda la segunda bandeja adhería a ese canto. U otra historia rápida: el 24 de octubre de 1981, en plena dictadura, Nueva Chicago enfrentó a Defensores de Belgrano en un torneo en el que el club de Matadores obtuvo su ascenso. La tapa de Clarín del día después decía: “la policía apresó a 49 personas por cantar la marcha peronista”. La cancha de fútbol es un espacio no controlado, cuyo “descontrol” parece casi una regulación de la misma sociedad. Hay kilos de sociología funcionalista (buena y mala) con respecto a la utilidad de los estadios en las sociedades modernas.

La primera vez que se cantó en River se hizo no sólo en la “viralización” sino como eco también de rumores. El rumor de que River iba a comprar a Cvitanich y esa compra se frustró, según dicen, a pedido de Macri. Otro de los rumores se vincula con que a River le cuesta conseguir sponsor. En todos los casos funciona cierta visión conspirativa y de “mano invisible”. ¿Cuál es el mar de fondo? Que en el fútbol manda Boca. El peso de Angelici, pese a su interna con el Chiqui Tapia, se hace sentir en todo. River y San Lorenzo se sienten los perdedores de la nueva AFA. Otra teoría conspirativa: que Macri le habría pedido a Sampaoli que convoque a Tévez. Insisto y subrayo: son rumores, versiones. Citarlos es pintar el clima de un mundo que a Macri le importa: el mundo del fútbol. Preguntarse cómo es que se politiza el fútbol es inútil. ¿Macri se puede preguntar cómo se politiza la plataforma que lo arrojó a él mismo a la política?

Pero el hit se multiplica en recitales de rock, como el de Patti Smith en el CCK, donde, es cierto, la concentración de progresista por metro cuadrado es mayor. Se puede hacer una traducción rápida: un público progresista que rechaza naturalmente a Macri.

Lo que vimos en estos días es que hacen sistema dos cosas: la sospecha de que Macri mueve influencias hacia Boca y la situación social. ¿Cómo reacciona el gobierno? Desdramatiza. Es el reflejo ante casi todo. Pascual Calicchio escribió en la recomendable página Tercer Cordón un análisis acerca del hit del verano, el cantito contra Macri que nació en las canchas el 4 de febrero: “Claro que ahora se usa ‘viralizó’ para todo. ¿A qué creativo no le han pedido alguna vez haceme un video que se viralice? Pero nadie hasta ahora ha encontrado esa fórmula mágica, la mayoría de las viralizaciones son una incógnita y esta no escapa a esa generalización. ¿Fue una viralización ‘analógica’ por fuera de las redes? ¿Encontró ese conglomerado heterogéneo, disperso y hoy mayoritariamente opositor al que podríamos denominar ‘campo popular’ una forma de instalar hashtags ‘sociales’ y viralizarlos?”