Tensión en Diputados por una ley para las mujeres

Hace una semana la agenda de mujeres y género volvió a copar el Congreso. En una plenaria de comisiones de Trabajo y de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia en el Anexo de la Cámara de Diputadxs, comenzó a debatirse en una reunión informativa la Ley de Equidad de Género e igualdad de oportunidades en el mundo del trabajo que propuso el Poder Ejecutivo y que fue rechazada por diputados—sobre todo de extracción sindical— pero principalmente por las cientos de mujeres sindicalistas de diversas centrales sindicales y de la economía popular. Así se lo hicieron saber a la directora del Instituto Nacional de las Mujeres, Fabiana Túñez y a Ernesto Leguizamón Jefe de Gabinete del (ex) ministerio de Trabajo.

Ambos fueron los primerxs invitadxs para explicar los alcances del proyecto en una sala que estuvo copada por más de cincuenta mujeres con sus pecheras sindicales y carteles en mano con la leyenda “No a la reforma laboral encubierta”. Eso es lo que sostienen las mujeres nucleadas en la CGT, CTA, CFT, CTEP y CNCT: que la ley que pretende sancionar Cambiemos es en realidad lisa y llanamente la forma que tienen para colar la reforma laboral que no pudieron sancionar en diciembre pasado. 

La primera en hablar fue Túñez, con un discurso leído, defendiendo con uñas y dientes el proyecto alegando que “El Estado recoge la agenda social y la hace prioritaria, dando cuenta de la lucha de los movimientos feministas. Este es un Estado que promueve los pisos mínimos y el cambio cultural necesario para mayores estándares de igualdad”. Y volvió a resaltar la “preocupación” del Presidente Macri—al que ella apodó el “feminista menos pensado”—por la “brecha salarial”. Con gráficos que iban pasando en una pantalla, Túñez dio cuenta de la desigualdad de género que existe en los ámbitos laborales, pero no explicó en ningún momento por qué esas diferencias son tales. 

Esto fue de lo que se agarró la diputada y sindicalista Vanesa Siley—que presentó un proyecto alternativo al del Ejecutivo—para explicar por qué se trata de un “proyecto testimonial”. Y es que uno de los “cambios” que plantea la ley es que “en los contratos individuales, convenciones colectivas de trabajo, reglamentaciones y todo acto por el cual se fijen o estipulen salarios, se garantizará la plena observancia de la igualdad de género en la aplicación del principio constitucional de igual remuneración por igual tarea”. 

En el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y en la Ley 20744 de Contrato de Trabajo está taxativamente establecido el principio igual salario por igual trabajo.

“El problema de la brecha salarial y de la inequidad en el mundo laboral no tiene que ver con que hay una mujer que realiza el mismo trabajo del varón y cobra distinto—explicó Siley—. La brecha salarial es fruto de la segregación ocupacional, o sea, cómo las mujeres nos incorporamos a las actividades laborales. Y aquí radica el punto porque nosotras realizamos las tareas feminizadas en salud, educación. Somos las que ocupamos el mayor índice del trabajo no registrado. Entonces por eso ganamos menos. Además, esa segregación ocupacional se combina con lo que pasa al interior del trabajo, es decir, el techo de cristal. Nosotras ocupamos la base de esa pirámide laboral. Entonces no es real lo que plantea el proyecto del Poder Ejecutivo, es algo meramente declamativo”. 

Cuando terminó su intervención, las mujeres presentes empezaron a cantar “Olé Olé, Olé Olá, trabajadoras en unidad, no les bancamos la reforma laboral”. 

Con poco tiempo para las respuestas, Túñez y Leguizamón respondieron con algunos titubeos demostrando desconocimiento sobre gremios y convenios colectivos sobre todo todo, porque eran retrucados constantemente por las sindicalistas presentes. En particular, cuestiones que tenían que ver con las licencias por paternidad y co-maternidad conquistadas por ellas dentro de sus propios convenios colectivos de trabajo. “Por eso tienen que escuchar a las trabajadoras, es con nosotras adentro esto”, gritó Claudia Lázzaro, secretaria de género del gremio de Curtidores.
Una vez más, las mujeres sindicalistas volvieron a dar una enorme lección con un lema indiscutible: transversalidad y unidad.