Parece una paradoja, pero no lo es. Al contrario, cada día se podría escribir una nueva historia de la odisea que implica viajar en el subte en la Ciudad de Buenos Aires. Sin ir más lejos, un día antes del aumento que llevará a la tarifa a $11, los usuarios de la línea B denunciaron que empezó a haber humo bajo tierra y tuvieron que evacuar a los usuarios. 

Desde el 1 de junio, es decir, en menos de un mes, el boleto se irá a $12,50. Pero este incremento sideral en la tarifa no implica que se viaje mejor: al contrario. Está a la vista que la empresa Metrovías que tiene la concesión del transporte invierte cada vez menos en mejorar el servicio.

Por caso, en el temporal de los últimos días de abril, todas las estaciones de subte amanecieron completamente inundadas, todas las líneas tuvieron que ser suspendidas porque existía hay un permanente riesgo de electrocución para trabajadores y usuarios.

Según el registro que hizo la cuenta de tuiter @LineaEyPremetro en el mes de abril, absolutamente todos los días hábiles presentaron alguna irregularidad en el servicio. Sí, todos los días del mes la gente que se tomó la línea E sufrió algún tipo de dificultad al tomarse el transporte. 

Según explicó a Argentinos Online Enrique Rossito, secretario de Prensa del gremio de los Metrodelegados (AGTSyP), “la nueva tarifa que dispuso el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta representa casi un mil por ciento de aumento desde que se han hecho cargo de la administración del subterráneo y no tiene ninguna relación con las mejoras en la calidad del servicio ni con las inversiones”. Y agrega: “No se han construido los famosos 10 kilómetros de subte por año. Se han incorporado pocos trenes y en su mayoría comprados de forma usada. No se han incorporado ascensores ni aire acondicionado en las estaciones para el confort de los que tiene que viajar. Es un nuevo golpe al bolsillo de la clase trabajadora quien mayoritariamente usa este transporte para ir a trabajar, estudiar”. Rossito contó que “desde el sindicato nos hemos presentado en la audiencia publica, pero más que audiencia fue un monólogo, porque no había representantes del Gobierno de la Ciudad para justificar este tarifazo. Un gobierno que ha hecho del diálogo su principal bandera de campaña no se ve reflejado. No han dialogado, no han justificado los aumentos. No se han puesto a pensar en alguna salida que permita tener un subte accesible y de calidad. Se han preocupado por generar ganancias para la empresa concesionaria”.

Bajo la ciudad de Buenos Aires trabajan ochocientas personas que, para los medios de comunicación, sólo salen a la superficie cuando llevan adelante alguna medida de fuerza. Ellos lo saben: cuando el subte para, la ciudad colapsa. Los trabajadores del universo paralelo bajo tierra están cansados de repetirlo. No les gusta hacer paro. Porque antes del paro se reclamó por otras vías, dicen, se pidieron reuniones, se mandaron cartas. También están cansados de repetir que el paro es la única forma que tienen para visibilizar los conflictos porque trabajan en pésimas condiciones. Y claro, también deben aclarar que tampoco es culpa de ellos si el subte funciona mal, si los pasajeros viajan como en latas de sardinas, si tienen que esperar varios subtes para poder subir, o si se queda en el medio del túnel por tiempo indeterminado. Todo eso tienen que aclarar cada vez que los insultan, les gritan, les pegan y los escupen.