La diputada Elisa Carrió protagonizó una semana verdaderamente polémica.

El escándalo se desató inicialmente en el Congreso, en tanto se debatía la ley de interrupción voluntaria del embarazo, cuando la propia Carrió se retiró del recinto lanzando amenazas contra el espacio político que integra.

A eso se sumaron sus posteriores reproches al jefe de la Cámara, Emilio Monzó, parte también de la alianza Cambiemos, al referir que éste no le ha cedido la palabra en Diputados desde hace dos años.

De todas formas, al hecho ocurrido durante la sesión, le siguió una reunión, el pasado viernes, en la Quinta de Olivos, donde fue recibida por el presidente Macri, acompañado por Marcos Peña, Francisco Cabrera y Miguel Braun.

Aparentemente, parte del malestar de la diputada reside en creer que su influencia dentro de Cambiemos ya no es tal, particularmente a partir de la nueva mesa chica, integrada, entre otros, por el radical Ernesto Sanz, con quien Carrió tiene mala relación.

En este contexto, quien estaría interviniendo para evitar que Carrió rompa definitivamente sería el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien habría mantenido contacto con ella, especialmente, luego del bochorno ocurrido en el Congreso.