Los diferentes bloques del peronismo finalmente se unieron para disputarle a Cambiemos un consejero de la Magistratura y sumar así cuatro lugares en el organismo, lo suficiente para bloquearle al Gobierno los dos tercios que necesita para destituir jueces. 

De lograrlo, le quitarán al oficialismo un puesto clave en ese organismo del Poder Judicial. Sería una jugada con profundas consecuencias políticas, dado que Cambiemos basó en buena medida su incidencia sobre el estratégico fuero federal en la capacidad que tenía de destituir magistrados. Por eso, no es posible exagerar la importancia de la maniobra en curso.

Una  mayoría peronista podría imponerse por la adhesión sobre la hora del bloque Justicialista, que esta vez no lo hizo a través de su jefe, el salteño Pablo Kosiner, que el martes le propuso a sus pares abstenerse y dejar la pelea entre el kirchnerismo y Cambiemos. 

Es que el reemplazo del senador Rodolfo Urtubey en la Magistratura resuelta ayer provocó el enojo de su hermano, el gobernador, que mandó a sus diputados a rechazar el acuerdo con el resto del peronismo. Por eso, Kosiner prefirió dar un paso al costado, pero todo el resto del bloque no le prestó atención.

El kirchnerismo, a través Eduardo "Wado" De Pedro, se asoció a Sergio Massa y salieron a la búsqueda de firmas como habían empezado a negociar hace meses. Tentaron a los diputados del PJ federal, que no querían regalarle un consejero a Cambiemos sólo por no compartir una ficha con el kirchnerismo. "Preferimos ponernos colorados un día y quedarnos con un lugar estratégico en la Magistratura", fue la respuesta pragmática de ese bloque.

Y en un gesto para no trabar el acuerdo, Kosiner delegó su firma en su segundo, el pampeano Sergio Ziliotto, que de esa manera representará a los 18 diputados de la bancada asociados al kirchnerismo y el massismo. Propondrían como consejeros a un K, que podría ser De Pedro o Rodolfo Tailhade; y a Graciela Camaño, jefa del massismo. 

Decían haber juntado 126 firmas, 3 más que las que reunía Cambiemos hasta ayer, la llamativa incorporación de los cuatro puntanos. Ninguno alcanzaba los 129, la mitad más uno de los diputados,  porque aún quedan bloques sueltos que se disputan entre los referentes de cada sector en pugna.

Los más codiciados son los 4 diputados de Córdoba, cercanos a Juan Schiaretti, que no firmaron ningún documento y de esa manera serían funcionales al ganador. Los 6 santiagueños se los adjudicaban los peronistas, pero siempre son de temer. 

La unidad sorprendió a Emilio Monzó, que ya tenía redactada la resolución para nombrar a Mario Negri y Pablo Tonelli, pero deberá optar por uno de ellos si mañana le llega una ficha con más nombres que la suya. 

Cambiemos cedió un consejero en el Senado y le regaló la dupla de consejeros por la mayoría a Miguel Pichetto, para que asuma él y la santiagueña Ada Itúrrez de Cappellini. 

El kirchnerismo que vivió como un triunfo la salida de Urtubey de la Magistratura, presionó para nombrar al chubutense Mario Pais, pero se conformó con ubicarlo de suplente, un cargo importante, porque suelen asumir cuando los titulares dejan de ser legisladores y rara vez renuncian.

El otro suplente será el jujeño Guillermo Snopek, un itinerante que oscila entre todos los subgrupos. Federico Pinedo colaboró para que Pichetto no cayera derrotado y pese a tener un interbloque más numerosos, aceptó darle el triunfo para no volver a erosionar a su bloque. 

Aceptó su caída por considerar que el PJ, con 18 votos, era más numeroso que la UCR o el PRO. No obligó a Pichetto a peregrinar por aliados que está en rebeldía, cómo pampeanos y chubutenses.

Podría haber interpuesto su interbloque, pero no quiso. Se conformó con nombrar a la radical Olga Brizuela y Doria. No pensaba que en Diputados, se podría resignar un consejero.  

Fuente: La Política Online