La ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, ya implementó desde febrero un programa que llama Secundaria del Futuro, que por un amparo judicial del asesor tutelar Gustavo Moreno, sólo se implementa en el primer año de 19 colegios públicos, pero que avanzará progresivamente hasta que llegue al quinto en 2022. Para que los menores puedan obtener su título, el Gobierno los obliga a que trabajen seis meses en pasantías no remuneradas dentro de corporaciones privadas.

Como muchas otras medidas que mantiene en la confidencialidad hasta último momento, Acuña aún no reveló qué empresas se beneficiarán de la mano de obra gratuita. Sin embargo, es factible que se propongan a las que apoyan sistemas educativos similares al plan oficial detrás de fundaciones sin fines de lucro.

Tal es el caso de la Fundación Cimientos, patrocinada entre otros por Coca-Cola, Techint, Ledesma, Metrovías, AUSA (donde fue accionista la familia Macri), ENARSA (manejada por el Gobierno nacional). O también la Asociación Chicos.NET, auspiciada por Disney, Telecom, Rapipago, Facebook, Fibertel, Acindar e incluso el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta. Más aún, la cartera educativa porteña ha convocado de forma abierta a los docentes de escuelas públicas a jornadas organizadas por esta última ONG. Es que Acuña nunca pisó un aula, sino que su especialización proviene del Grupo Sophia, una de las asociaciones que utilizó el PRO para definir sus políticas antes de llegar a la Jefatura de Gobierno.

La pretensión de trabajadores con escasa formación y mal pagos tuvo su expresión cúlmine con el acuerdo de Mauricio Macri con McDonald’s el año pasado, en el que el Gobierno nacional le dio el aval para que pague sueldos de $ 4.500, menores del mínimo, por lo que viola un derecho constitucional.

Para estos trabajos de bajo valor agregado con salarios magros las compañías precisan gran cantidad de operarios de escasa formación. Para eliminar el pensamiento crítico que inspira un docente, el PRO se propuso cerrar los 29 profesorados con los que cuenta la Ciudad de Buenos Aires. A cambio intenta crear la UNICABA, que estará al mando de un rector elegido por la ministra de Educación, y que graduará meros “tutores”.

El proyecto que presentó Acuña para construir una ostentosa universidad en tiempo récord cuenta con sólo dos páginas. Por la longitud de su propuesta, la funcionaria no otorga ninguna precisión: esconde si habrá cambios en las currículas y cuándo se realizarán (ya que pretende que funcione desde 2019), dónde se cursará, quiénes dictarán las clases, cómo se realizará la investigación. En concreto, no revela por qué el PRO quiere destruir los prestigiosos profesorados actuales para crear esta casa de estudio.

El propio legislador del GEN Sergio Abrevaya, que publicó en Clarín una defensa a la UNICABA, le aclaró a El Destape que su artículo se trató más de un deseo de universidad que del documento que redactó la ministra de Larreta, que no brinda ninguna precisión. "El Gobierno no debe afectar la autonomía de los profesorados; estoy en contra de que los cierren", aclaró al ser consultado por su apoyo parcial. Más aún, adelantó que votará en contra del proyecto de ley si llega al pleno del congreso porteño sin modificaciones. El alfil de Margarita Stolbizer en la Ciudad se había ganado una mala reputación entre los maestros en 2011 por haber apoyado a último momento la cuestionada reforma del estatuto docente.

El PRO ensaya ahora una nueva estrategia, que consiste en crear esta universidad sin cerrar los institutos de formación. El siguiente paso desde el Ejecutivo consistirá en asfixiarlos presupuestariamente y luego forzar a que los educadores tengan títulos de grado para mantener sus cargos. Los educadores critican que si el Gobierno cuenta con el dinero para fundar una universidad, debería repartirlo entre los 29 profesorados si pretende mejorar la calidad. En vistas del cambio de vientos, desde el Frente de Izquierda piden el retiro del proyecto de UNICABA. “Sólo apunta a seguir precarizando la educación”, explicó Patricio del Corro a este medio.

Los planes inconsultos de Rodríguez Larreta cuentan con la oposición de toda la comunidad educativa desde el 22 de noviembre del año pasado, momento en que fue anunciado. Recién más adelante la ministra de Educación porteña les sinceró a los rectores de los institutos de formación docente que no quiso discutir con ellos su propuesta porque los considera “tergiversadores”. Así pudo reconstruir El Destape de algunos de los presentes en la única reunión que tuvieron con Acuña.

“Los jóvenes no quieren ser maestros aunque la docencia es la profesión del futuro", fue el argumento del jefe de Gobierno cuando comunicó el proyecto. Desde que el PRO desembarcó en la Ciudad se redujeron a casi la mitad los egresados de profesorados. Es que gracias a las paritarias a la baja, hoy los ingresos de un docente están entre los más bajos del mundo, según la OCDE, y resultan inferiores a la canasta de pobreza porteña. El desincentivo también vino por los continuos recortes de Macri y Larreta en el gasto educativo, que pasó del 27,8% del presupuesto en 2011 al 18,5% en 2017.