Cuatro días atrás, los trabajadores del Hospital Posadas se concentraron en el Obelisco para reclamar una vez más por la reincorporación de los 122 compañeros despedidos. También pidieron por el cese de las persecuciones y amedrentamiento al conjunto de los trabajadores, la defensa de la salud pública, gratuita y de calidad, y los rumores de que el recorte continuaría echando aún más profesionales.

Y este último punto parece que va camino a convertirse en realidad. Desde que Cambiemos asumió la administración pública, el Hospital sufrió el recorte de más de 700 trabajadores y, según supo El Destape, el Ministerio de Modernización junto a la cartera de Salud y la dirección del centro de salud preparan una nueva ola de despidos que rondará entre los 130 y 200.

El problema no solo son los centenares de familias que pierden el ingreso de dinero mensual y pasan a la incertidumbre de reinsertarse o no dentro de un mercado laboral azotado. El problema aquí es también para los pacientes de este hospital público del conurbano, quienes ya ni siquiera pueden recibir tratamientos.

El Posadas es un centro que se especializa en oncología, infectología, cardiología, farmacología y pediatría. Pero hoy no puede atender a la cantidad de pacientes que atendía y varios servicios se vieron obligados a cerrar sus puertas por la falta de personal ya que las principales bajas se registraron en enfermería.

“Desde que despidieron a los compañeros la última vez, el servicio de terapia pediátrica permanece cerrado y bajó la orden de que solo sea de internación mínima. No aceptamos derivaciones, excepto que sean graves. Tenemos un servicio fantasma que tiene todo el equipamiento pero no hay personal”, alertó uno de los enfermeros.