Uno de los males que debió enfrentar la Argentina durante las últimas décadas fue la llamada “fuga de cerebros”. Los científicos y académicos más prestigiosos se iban a otros países porque aquí no podían. Con mucho esfuerzo ello se había comenzado a revertir pero por decisión del actual Gobierno pareciera que todo vuelve a foja cero.

Entre los despedidos en el Conicet se encuentra ahora la antropóloga Hebe Vessuri, reconocida con el Premio John D. Bernal de la Society for Social Studies of Science –el cual, hasta el momento, solo había sido otorgado a profesionales de Europa y los Estados Unidos.

Esto la posiciona como una de las científicas más importantes de toda la región pero, al parecer, ni siquiera eso fue suficiente para que el Estado le quitara el contrato que tenía y ahora es una desocupada más.

Por directiva del Ministerio de Modernización, el cual parece haber sido creado pura y exclusivamente para este tipo de tareas, ordenó al Conicet que finalice su vínculo con Vessuri. Indignados, sus colegas ya encabezan reclamos para que se la reincorpore.

El propio Conicet la reconoce en su web oficial como “personalidad fundamental para el desarrollo de los estudios sobre la ciencia en América Latina, referente para varias generaciones que se interesaron por estos temas y se formaron bajo su influencia y consejos, Vessuri es autora y editora de 31 libros, y cientos de artículos, capítulos de libros e informes gubernamentales, escritos en inglés, español, francés y portugués”.

Los expertos destacan que, mediante su investigación, Vessuri demostró cómo los estudios etnográficos de las ciencias pueden brindar elementos tanto para la teoría social como para la política. Su concepción de los estilos nacionales de ciencia, ciencia periférica y del papel cultural de la ciencia en los países menos desarrollados ha sido particularmente influyente el Sur Global, ayudando a dar visibilidad a los estudios CTS en los países “no hegemónicos”.