El presidente Mauricio Macri encabezó un acto por el Día Internacional de la Mujer, en el Centro Metropolitano de Diseño, ubicado en el barrio porteño de Barracas. Allí, habló ante las cámaras y sus textuales resonaron especialmente.
 

Su propia funcionaria, Fabiana Tuñez (titular de la Comisión Nacional de las Mujeres) lo presentó como “el feminista menos pensado” y el discurso del propio mandatario no hizo más que confirmar lo que se sospechaba: de feminista no tiene nada.

Lo más importante del discurso fue el impulso de un proyecto de ley que igualaría el salario de las mujeres al que cobran los hombres. "No podemos permitir que una mujer gane menos que un hombre. No tiene sentido, no tiene explicación para aquellos que trabajamos día a día con ellas. El salario igualitario tiene que ser una realidad en todo el país", afirmó Macri.

Esto es, en principio, un hecho positivo porque reconoce la desigualdad de condiciones en la que viven las mujeres, aunque haya convenios colectivos de trabajo y leyes antidiscriminación, por ejemplo. El problema es que este anuncio llega al mismo tiempo que desde el Gobierno se aplica un fuerte ajuste sobre el total del pueblo trabajador, se especula con la devaluación y se incrementan los tarifazos. Cualquier posibilidad de igualdad quedaría opacada a los salarios magros y las paritarias con techo que ya sufren los hombres.

Por otra parte, el Presidente quedó en el ojo de la tormenta por una frase machista justo en el día que las mujeres salen a las calles para exigir que se terminen estas prácticas. En un tono con pretensión amorosa, Macri agradeció “a todas las mujeres que han hecho posible que yo sea un hombre feliz”. Las críticas llegaron tanto de parte de feministas como de hombres que encontraron en sus palabras una naturalización en que las mujeres deben estar a los pies del hombre, cuidándolo y esforzándose en darle todo.