A menos de una semana de asumir el gobierno, Javier Milei todavía recluta a contrarreloj a dirigentes y funcionarios para su gabinete y trabaja con su equipo más cercano en la batería de reformas que prevé enviar al Congreso en las primeras horas de gestión, un paquete de leyes cuyo destino es incierto que motivó al presidente electo a bajar una orden a su tropa: no es momento de alterar al PJ.

No trascendieron demasiados detalles, pero la “ley ómnibus” que Milei intentará aprobar en el Parlamento una vez que asuma la Presidencia el próximo domingo fue parte del menú que compartió en la cena del viernes junto a Mauricio Macri, sus parejas y otro grupo de amigos, el primer encuentro que mantuvieron después de oficializar ese mismo día a Patricia Bullrich como ministra de Seguridad y de que trascendiera que la Presidencia de la Cámara baja no sería para Cristian Ritondo, como había insistido el ex presidente, si no para Martín Menem, un diputado del riñón de La Libertad Avanza.

Había sido un pedido interno del bloque libertario -suman solo 37 legisladores- frente a la insistencia de Macri, que desde el Pacto de Acassuso y del triunfo de Milei en el balotaje pulseó para que Ritondo, es decir el PRO, se quedara con ese lugar, según el ex presidente, como garantía de “gobernabilidad” parlamentaria para apuntalar las profundísimas reformas que LLA tiene en carpeta.

Macri chocó no solo con la resistencia interna y del propio presidente electo, mientras Bullrich, en paralelo, negociaba su desembarco como ministra de Seguridad, más lugares para dirigentes de su entorno y esperaba por la confirmación de Luis Petri en Defensa, designado oficialmente este lunes. “De esta manera, la fórmula completa de Juntos por el Cambio ha quedado integrada al Gobierno de La Libertad Avanza”, anunció la Oficina del Presidente Electo en un intento por dar por finalizados los serios cortocircuitos en torno a la adhesión, o no, del eje macrista de JxC a la administración libertaria.

El fundador del PRO había enfurecido en los últimos días con la ex candidata presidencial por avanzar, según él, en tratativas unilaterales, una acusación que ella rechazó y por la que redobló la apuesta a mediados de la semana pasada, cuando le envió a la periodista Viviana Canosa un mensaje público de WhatsApp en el que aseguró: “No me someto a Mauricio Macri”.

Pero la furia del ex presidente no estuvo dirigida solo a Bullrich: también Guillermo Francos, el delegado político del jefe libertario y futuro ministro del Interior, fue depositario de la ira macrista.

Lo cierto es que Francos no se cortó solo: el ex directivo del BID obtuvo el aval de Milei para entablar una serie de conversaciones con el PJ, no solo con dirigentes del denominado “peronismo federal” encabezado por el gobernador Juan Schiaretti o el diputado Florencio Randazzo, si no incluso con el kirchnerismo.

Existieron, según trascendió, diálogos subterráneos. Francos conoce bien a buena parte de la dirigencia peronista kirchnerista. También Lisandro Catalán, que, de no mediar imprevistos, asumirá el 10 de diciembre como viceministro del Interior de Francos: hasta hace escasos días se desempeñó como funcionario del Ministerio de Justicia que condujeron durante buena parte de esta gestión Martín Soria y Juan Martín Mena.

“No aspiramos a ser un macrismo 2.0″, sintetizó anoche un colaborador muy cercano del presidente electo.

Es que, a pesar del acuerdo electoral sellado con Macri, del discurso anti-casta de la campaña y de las constantes críticas al peronismo, Milei no quiere promover sobresaltar los ánimos en la previa de su asunción. Al menos no de manera innecesaria, de cara al paquete de leyes que se discutirá en el Congreso. En estas horas circuló, por caso, que LLA podía incluir en ese listado la derogación de las elecciones primarias impulsadas por Cristina Kirchner tras la derrota del 2009 pero luego sometidas a discusión por parte de sus propio sector. Eduardo “Wado” de Pedro, por ejemplo, sugirió en más de una oportunidad eliminar los comicios intermedios.

En las últimas horas, el caso más resonante de la estrategia libertaria de flamear, por el momento, bandera blanca frente a la tropa peronista fue la decisión de descartar a María Eugenia Talerico como sucesora de Florencia Carignano en Migraciones. Un mensaje para que “la casta” no tenga tanto miedo.

Aún no había sido oficializada, pero Francos le había confirmado a la ex directora de la Unidad de Información Financiera (UIF) esa nominación, e incluso se habían agendado, según el entorno de la dirigente, reuniones de transición para estas horas. El sábado, ella se fue a dormir con esa hoja de ruta. El domingo a las 11.59, escribió en sus redes: “Quería comunicarles que finalmente no estaré a cargo de la Dirección Nacional de Migraciones”.

“Ella puteó mucho al peronismo, se sobregiró en su discurso”, precisó este lunes un dirigente cercano a la abogada penalista, miembro fundadora de la agrupación Será Justicia, referenciada en Ricardo López Murphy. El propio Francos le avisó a la ex vicepresidenta de la UIF que la propuesta se había caído. Fue una definición que tomó, según trascendió, este domingo el propio Milei. “Hubo un pedido interno que, por razones estratégicas, ese lugar tenía que ser para su núcleo duro”, resaltaron fuentes libertarias.

Fuente: Infobae