Decir que Cambiemos terceriza el poder no significa decir que no lo tiene ni que no lo ejerce, sino percibir el modo en que lo tiene y el modo en que lo ejerce. Y ese modo es el único que importa a la hora de analizar su política de comunicación. Su único sentido de marketing es evidente: mostrar al fuerte como débil y al débil como fuerte. Sabemos de este efecto. 

La pregunta entonces se refiere a cómo es el sistema de decisiones del gobierno en parte para desarmarlo en nuestras mentes. Macri virtualmente no tendría la última palabra en nada, en ninguna de las cosas que importan en la política: ni en economía (FMI), ni en política (Bonadío), ni siquiera en la sociedad (Casero). Macri es el presidente que comenta. Si Cristina “narraba”, Macri comenta el país como si fuera una serie de Netflix que está obligado a mirar. Esa mirada “extraña” es la operación del momento. 

La CGT hizo un movimiento básico: primero en una conferencia y luego en una reunión formal quiso conocer de primera mano los planes que el FMI tiene para la Argentina. La relación internacional la concentra Gerardo Martínez, un aplaudidor serial de gobiernos, pero que sabe dónde está uno de los nervios del actual recorte (la obra pública). Nadie aplaude gratis nada nunca. ¿Qué dijeron los enviados del FMI? Que están preocupados por la situación social, pero antes por “estabilizar la macro”. Nada nuevo. Ya sabemos cómo terminó siempre este “sistema de prioridades”. Los vencimientos de deuda de acá a fin de año superan los 8 mil millones de dólares y la meta de inflación forma parte del paquete que se firmó con el FMI.  

¿La política la maneja Comodoro Py? A Cristina la colocaron en el centro de la tormenta, para mantenerla ahí, a la defensiva, lo que consagra el deseo evidente del mismo gobierno. Y sin embargo se puede decir esto sabiendo en simultáneo que no existe otro dirigente opositor a su altura: porque no se trata de elegir la centralidad o no, sino los modos de esa centralidad. El guión. 

Finalmente, lo que quieren mostrar es que el gobierno no decide. Llega la tormenta, el dólar corre, “pasaron cosas”, Bonadío cita, el FMI exige… ¿y el gobierno? Ese “estar afuera” del gobierno es el que creen que abriga su esperanza: superar la crisis que produjeron como si no fueran los ejecutores de ella. Se sabe: a ningún gobierno no peronista fue el gobierno el que no lo dejó gobernar.