Del principal medio amigo del gobierno, Clarín:

Mariló es un barrio de San Miguel, en el oeste del Conurbano. Hasta allí fueron este martes Mauricio Macri y María Eugenia Vidal para hacer un anuncio educativo. La gobernadora, de trato más cálido que el presidente, se quedó un rato extra en el acto. Cuando salía, a lo lejos, algunas docentes empezaron a increparla.

"La putearon. Y esto antes no pasaba", advirtió a Clarín un funcionario bonaerense. Otros intentaron minimizar el incidente. Más homogénea es la mirada sobre un fenómeno que empieza a preocupar en Provincia, pero también en Nación: el descontento económico, que viene empujando la imagen de Macri hacia abajo desde diciembre, también está impactando en la ponderación Vidal, la principal carta electoral de Cambiemos.

"Hasta hace muy poco, no impactaban negativamente sobre María Eugenia las medidas del Gobierno nacional. Salía indemne. Ahora eso está cambiando. Esto sumado a los quilombos propios de la Provincia, como docentes e inseguridad. Obviamente se intenta minimizar, pero se ve en sus recorridas en el Conurbano", agregó una fuente provincial y refirió al episodio en Mariló.

Algo (o bastante) de esto se notó en el último timbreo de Cambiemos, según reconocieron dirigentes de la propia fuerza. "Estuvo heavy", resumió una fuente de ese espacio.

Los números de las encuestas le dan precisión a la caída. La última que Management & Fit hizo en exclusiva para Clarín tenía un aparte dedicado a la gobernadora. Allí la aprobación "a la forma en que María Eugenia Vidal está conduciendo la Provincia" se asemeja a la desaprobación: 46,1% y 45,3%. Impensado meses atrás.

Otro sondeo, de D'Alessio IROL/Berensztein, la muestra con sus imágenes positiva y negativa lejos de los números post elección: la primera cayó 5 puntos y la segunda aumentó 7.

Un tercer trabajo, de Analogías, muestra una tendencia similar a la de D'Alessio en la imagen personal de la gobernadora: 50,2% de positiva y 48,4% de negativa, cuando en octubre eran de 55,3% y 42,9% respectivamente.

Nadie escapa al descontento general. Ni siquiera "Heidi".