Una pareja de virólogos de Moscú,  Rusia, en el año 1959 realizaron un experimento crucial en el que sus propios hijos fueron los conejillos de Indias. Cada uno de los chicos recibió azúcar mezclado con poliovirus debilitado: una vacuna temprana contra una enfermedad temida.

Actualmente, esa misma vacuna está volviendo a recibir atención de algunos investigadores como una posible cura contra el Covid-19. Entre los especialistas se encuentran los hermanos Chumakov, quienes ahora son virólogos y se basan en parte en la investigación realizada en aquel entonces por su madre, Marina Voroshilova.

Voroshilova determinó que la vacuna contra el virus vivo de la polio tenía un beneficio secundario que parece que podría ser importante para combatir la pandemia que atraviesa hoy en día el mundo entero. Los individuos que recibieron esa inyección no se enfermaron de otras enfermedades virales durante unos 30 días luego de la aplicación.

Fue así cómo Voroshilova comenzó a darles a sus hijos la vacuna contra la polio cada otoño como protección contra la gripe.

Son varios los científicos alrededor de diversos países que se interesaron en la idea de reutilizar vacunas existentes, como la del poliovirus vivo y otra para la tuberculosis, a fin de establecer si por lo menos pueden proporcionar una resistencia temporal al coronavirus. 

Robert Gallo, director del Instituto de Virología Humana de la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland, es un gran defensor del plan de probar la vacuna de la polio contra el coronavirus.

El experto aseguró que la reutilización de vacunas es “una de las áreas más analizadas de la inmunología en este momento” y dijo que si el poliovirus debilitado solo concede inmunidad por un plazo de un mes aproximadamente, aún así “salvaría muchas vidas”.

Riesgos de la vacuna

Hay que aclarar que millones de personas recibieron la vacuna contra el poliovirus en vida, lo que ayudó a erradicar casi por completo la enfermedad. Sin embargo, hay casos especiales, en que el virus debilitado que se utiliza en la vacuna puede mutar y convertirse en más peligroso, causar la polio e infectar a otras personas.

Según los cálculos, se estima que hay riesgo de parálisis en 1 de cada 2.7 millones de individuos vacunados. Por estos motivos, las organizaciones de salud indican que, una vez que una región elimina la polio que se da de forma natural, se debe abandonar el uso rutinario de la vacuna oral.

El Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por su sigla en inglés) prorrogó este mes un estudio diseñado por el instituto de Gallo, la Clínica Cleveland, la Universidad de Búfalo y el Centro Integral del Cáncer Roswell Park para probar la efectividad de la vacuna de la polio contra el Covid-19, con trabajadores de la salud como participantes.

Según investigadores familiarizados con la solicitud del estudio, el NIAID planteó algunas preocupaciones de seguridad, entre las que se encuentra la posibilidad de que el poliovirus vivo llegue a suministros de agua e infecte a otros. No obstante, la oficina de prensa del mencionado instituto se negó a hacer comentarios al respecto.

Cabe mencionar que hay otros países que decidieron seguir adelante. En Rusia ya comenzaron con las pruebas de la vacuna de la polio y, además, hay planes de realizarlas en Irán y Guinea-Bisáu.

Fuente: Crónica