“Las mujeres migrantes somos las que más sufrimos con la estigmatización de este Gobierno”

Desde la dictadura militar existía una ley conocida como “Ley Videla”, que era absolutamente restrictiva para los inmigrantes. Bajo esa legislación ella era casi una delincuente. Varias veces la paró la policía y la llevó detenida por el solo hecho de ser peruana y no tener los papeles en regla. Y además de todo eso, esa ley no le permitía a sus hijos ingresar ni a la escuela secundaria ni a la universidad por el hecho de ser extranjeros y no tener documentación. Esa fue la llama que encendió su fuego para empezar, en soledad—como la mayoría de las mujeres—a pelear por sus hijos. Tocó todas las puertas habidas y por haber. Iba a colegios, a diferentes sedes de la Universidad de Buenos Aires. Por insistencia logró dos cuestiones: que a su hija la dejaran entrar como oyente a una escuela secundaria y a su hijo a la universidad mientras avanzaba en todo el papeleo burocrático. Lo reconocía como una pequeña victoria. Otras compatriotas se enteraron de su situación, en medio de otros avatares que incluyó hablar directamente con el cónsul peruano, lo que la convirtieron, en el año 2001 en una líder innata entre muchas mujeres inmigrantes. Esto la llevó a fundar la ONG AMUMRA: Asociación de Mujeres Unidas, Migrantes y Refugiadas, una organización de Derechos Humanos que busca la integración económica, social y cultural de las mujeres migrantes y refugiadas y de sus familias. Desde ese entonces militaron y participaron activamente de la aprobación de la emblemática Ley de Migraciones que se promulgó en el año 2004 y que reconoce que hay un derecho a migrar y asegura el acceso a derechos fundamentales (salud, educación, justicia, asistencia social) a todos los residentes, con independencia de su situación migratoria. Es una ley reconocida a nivel internacional.

Hoy, a quince años de sancionada esa Ley, el Gobierno de Mauricio Macri con el brazo de su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, inauguró este 2019 de campaña con el eje puesto en la inseguridad: anunció el uso de las cuestionadas pistolas Taser, se pronunció a favor de la baja en la edad de punibilidad y volvió con un discurso que equipara migración con delincuencia.

Un viejo y conocido truco en tiempos de crisis económica y política. Porque no es cuestión opinable. Según los últimos datos publicados por la ONU en Argentina hay 2.164.524 de inmigrantes, lo que supone un 4,89% de la población de Argentina. Un número realmente irrisorio. Y otro dato interesante es que la inmigración femenina es superior a la masculina, con 1.168.208 mujeres, lo que supone el 53.97% del total de inmigrantes, frente a los 996.316 de inmigrantes varones, que son el 46.02%.

Se sabe que los migrantes que “pagan los patos”, como se dice en la juerga popular, son los migrantes pobres. Y si ponemos más la lupa, las mujeres migrantes y pobres.

En pleno corazón del barrio de Once, allí donde hay un muestreo perfecto de la inmigración en Argentina, tiene su sede AMUMRA. Natividad Obeso no lo duda: “Las mujeres migrantes somos las que más sufrimos con la estigmatización de este Gobierno”.