La víctima tiene 12 años. La violó un hombre de 60 años. Quedó embarazada. Se dieron cuenta de eso cuando fue al médico por “dolores de panza”. Tenía más de 20 semanas de gestación. Pidieron la inmediata intervención para interrumpirlo, derecho que le corresponde por ley. Dilataron la respuesta y la forzaron a parir. Le hicieron una cesárea. Nació una beba muy prematura que, de sobrevivir, corría riesgos de padecer discapacidades. Ayer la recién nacida murió.

Los militantes contra la legalización del aborto lloran y dicen que el mundo es injusto mientras la víctima, de 12 años, trata de superar que la violaron, la embarazaron, la forzaron a parir, le dejaron una cicatriz en la panza por siempre y corre con el peso de que la criatura murió.

“Esperanza QEPD. Con tu llegada y con tu partida nos enseñaste demasiado. Los ángeles no pertenecen a este plano. Elevate y encontrá paz, no te merecés este mundo lleno de odio y maldad”, escribió la periodista Amalia Granata en sus redes sociales. El mensaje era para la beba que acababa de morir en el Hospital Materno Infantil Héctor Quitana de Jujuy.