Durante la actual pandemia asociada al COVID 19, podemos ver a la tecnología como un aliado, sin embargo, hay que tomar en cuenta la manera en que utilizamos estas herramientas y sus efectos sobre todo en tiempos de cuarentena, pues los especialistas advierten acerca de las consecuencias del uso y abuso sostenido de herramientas tecnológicas como celulares, tablets y notebooks, entre otros, bien sea para uso laboral o recreativo, una de éstas es el Tecnoestrés.

Así lo comentó Roselyn Rangel, licenciada en Psicología y especialista en Gestión del Cambio, quien definió al tecnoestrés como el impacto negativo que tiene a nivel físico, emocional y mental el uso de las tecnologías de comunicación y información. En su fenomenología pueden distinguirse tres formas:

-Tecnoansiedad: que es la sensación de malestar por el uso presente o futuro de la tecnología.

-Tecnofatiga: relacionada con el término infodemia, y se explica como el malestar o agotamiento que ocurre por la exposición a cantidades enormes de información que se reciben o manejan a través de la tecnología.

-Tecnoadicción: es el uso compulsivo de las tecnologías durante largos periodos de tiempo y en cualquier lugar, que puede afectar nuestro desenvolvimiento y relaciones interpersonales.

Para definirlo y entenderlo mejor, Roselyn nos plantea distinguir entre los conceptos a los que habitualmente se le asocia, como Tecnofobia, que es el espectro contrario al tecnoestrés y se refiere a aquel trastorno de aversión, de miedo irracional al uso de la tecnología y puede estar ocasionado por desconocimiento, inseguridad, y creencias que negativizan su utilidad.

Otro término asociado y que ha tomado auge por el incremento en el uso de la tecnología y la información que de esta consumimos durante la cuarentena, es la Infodemia, acuñado por la OMS, que deviene de la saturación por el consumo excesivo de noticia falsas o Fakenews.


¿Qué hacer?

Entre los tips que la psicóloga recomienda para afrontar esta forma de estrés, se encuentran:

-Ser responsables con nosotros mismos y practicar el autocuidado como una forma de abordar posibles manifestaciones del estrés: identificar cómo nos sentimos física, mental y emocionalmente utilizando las TICS (Tecnologías de la Información y la Comunicación).

-Hacernos preguntas: ¿Cómo estoy usando las tecnologías? ¿Qué tanto bien me están causando? ¿Cuánta cantidad de información estoy consumiendo? ¿Qué calidad de información consumo?

-Fijar límites propios y con otros, con respecto a horarios, canales de información, etc. Llevar una agenda y programar encuentros virtuales según mi disponibilidad y cómo me siento, se vuelve necesario

-Desintoxicar los espacios virtuales: escoger a que prestarle atención y a que no. No presionarnos, ni sentirnos obligados a responder mensajes, llamadas; además, escoger medios y formas para informarse.

-Equilibrar la información que se recibe, y comprender nuestros límites de cómo se puede apoyar y acompañar a nuestros afectos desde la distancia.

-Evitar la exposición a la tecnología antes de dormir.

-Contactar a un especialista, si se siente que los síntomas de angustia y estrés se sobrepasan.

Estas orientaciones las ofreció Rangel durante un conversatorio en vivo en la red social Instagram, denominado Jueves de Contención, producido por el Espacio de Contención de Asoven.

Fuente: LaCiudadWeb