La emoción de Guillermo Andino tras su COVID-19 positivo


Tras casi 20 días de aislamiento, Guillermo Andino volvió a Informados de todo. Muy emocionado, el periodista contó cómo transitó la enfermedad, habló de sus mayores miedos y el mensaje en sueños que recibió de su papá Ramón y que marcó su mejoría.

"Cuando me dio positivo sentí que me bajaron el martillo. Lo más importante para mí fue que la pasé en casa, porque mi miedo era, a partir de todo lo que leía, que me internaran. Así es esta enfermedad: la pasás o no la pasás; poder tener matices, no sentir nada o terminar internado", comentó el conductor de América en el pase con Antonio Laje.
 

Tras volver a repasar los síntomas, Andino advirtió que sólo sufrió pérdida de gusto y olfato y un dolor de cabeza demoledor. "Todavía estoy en recuperación y sigo bastante cansado. Dicen que eso es bueno porque contiene el virus ahí arriba y no deja que pase a la parte respiratoria. Promediando el octavo día tuve mucho dolor de cabeza, quería sólo dormir. Empecé a rezar, le pedí a la Virgen para que me saque de esto, me dormí cinco horas y me desperté bien. Y hasta soñé, que yo nunca sueño", confesó muy emocionado.

Totalmente quebrado, entre lágrimas Andino reveló el contenido de ese sueño que marcó su mejoría. "Me soñé caminando con mi viejo por la playa. Fue una caminata muy tranquilizadora. El se reía y yo iba hablando, entonces lo tome como un mensaje positivo. Y a partir del octavo o noveno día me empecé a sentir mejor", contó casi sin poder creerlo.
 

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En cuanto a sus miedos, el conductor del ciclo de actualidad expresó: "Yo soy una persona muy metódica y cuando te dicen que tenés coronavirus y no tenés 20 ó 30 años decís: 'bueno a ver cómo va a jugar esto conmigo'. Me asusté, me dio miedo. Veía mucha gente que la estaba pasando mal y pensaba si me iba a tocar a mi o no. Pensaba, 'qué pasa si la cosa viene mal. Cómo dejo mi casa, mi familia'. Mi mejor producción tiene que ver con mi familia. Y lamentablemente uno de ellos se contagió. El miedo es no poder contarla, querés que esto pase lo más pronto posible".
 

"Me puse perspectivas. Escribí un diario de lo que me pasó. Lo hacía a la noche porque sabía que si lo hacía de noche le había ganado un día más al coronavirus. Ramón me hizo un dibujito todos los días y cuando tenía el último preparado, le dije que me lo iba a dar en la mano. Cuando abrí esa puerta era un mar de lagrimas porque dije: 'zafe'", concluyó angustiado mientras advertía lo importante que es sentir el cariño de la familia y los amigos aunque sea a través de una llamada.
 

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Fuente: La Nación