El domingo en el que extendió la pandemia le apareció otro contrincante de peso a Alberto Fernández. O quizás lo haya elegido él mismo. Es más palpable, tangible y quizás tenga nombre y apellido. Lejos del enemigo invisible que devasta al mundo y que ya cobró la vida de más de 30.000 seres humanos –20 en la Argentina– este fantasma tiene cara visible e, incluso, una actitud desafiante que contrasta con cierto alineamiento que por ahora se da con buena parte de los sectores políticos y económicos, por más antagónicos y lejanos que fueran hasta antes de la irrupción del coronavirus.

“Hay que ser solidario, ponerse en el lugar del otro y ayudarlo. Algunos miserables olvidan a quienes trabajan para ellos y en la crisis los despiden. A esos miserables les habló el papa Francisco. Ahora les digo yo que no dejaré que lo hagan”, tuiteó Fernández en la mañana de ayer.

Fue duro el Presidente, pero no quedó ahí. Redobló la apuesta en esa misma línea, en su mensaje al país por la noche. “Si algo tiene que enseñarnos la pandemia es la regla de la solidaridad. Aquí nadie se salva solo. Lo dije en el G20 y lo repito ahora. También vi con alegría que es el pensamiento del Papa. Es una regla moral que tenemos como sociedad”, aseguró el mandatario.

Luego, agregó: “No podemos en semejante crisis desamparar a alguien dejándolo sin trabajo. De lo que se trata, para muchos de esos empresarios es de ganar menos, no de perder. Bueno, muchachos: les tocó la hora de ganar menos”.

No dio nombres. No hizo falta. Fernández ya había apuntado directo a especuladores, los que aumentan los precios y otros “vivos”, como los definió, que aparecieron en medio de la cuarentena obligatoria. Pero esta vez habló de despidos, directamente. Y si bien la economía cruje y varios sectores ya hacen cálculos sobre cuántos argentinos podrían perder sus trabajos, hasta el momento una sola gran compañía argentina anunció despidos a gran escala: Techint, el holding que dirige Paolo Rocca (67), quien además es uno de sus principales accionistas. ¿El nuevo enemigo no invisible de Alberto Fernández?

Despidos

Como describió Infobae el viernes por la tarde, en medio de la cuarentena por el coronavirus, Techint anunció que despedirá a 1.450 empleados de su constructora.

“Se desvincularán unos 1.450 empleados de proyectos de obras y servicios para clientes privados de Buenos Aires, Tucumán y Neuquén. Son proyectos paralizados en el marco del DNU de la cuarentena”, afirmó la empresa, que se ampara en que su convenio colectivo permite desvincular obreros si las obras se paralizan. También prometió que si los proyectos vuelven a retomarse, se los volverá a contratar; algo que suena a utopía por estas horas. Nada que parezca estar más lejos de los argumentos de solidaridad, ponerse en el lugar del otro y ayuda que esgrimió el primer mandatario.

“Hay un abuso por parte del sector empresario que una vez más dan la espalda al país y a sus trabajadores. Mientras, todos estamos poniendo el hombro para que ante esta pandemia sigamos sacando a Argentina de este grave momento”, detalló Ricardo Camaño, vocero de la Uocra, el gremio que preside Gerardo Martínez.

El rumor corrió hoy por celulares oficiales y oficiosos: “Alberto habló con Paolo y va para atrás con los despidos”. ¿Lo convenció de hacerlo, se lo “ordenó”, el empresario se arrepintió, negociaron algo en el medio? Ninguna fuente oficial pudo dar más detalles. El gremio aseguró no haberse enterado de nada y en la empresa desmintieron categóricamente cualquier llamada. “El señor no está”, le dijeron a Infobae en uno de los domicilios de Rocca, uno de los empresarios más influyentes y ricos del país, dueño de un patrimonio familiar de USD 3.300 millones, según Forbes.

 No podemos en semejante crisis desamparar a alguien dejándolo sin trabajo. De lo que se trata, para muchos de esos empresarios es de ganar menos, no de perder. Bueno, muchachos: les tocó la hora de ganar menos

Por lo pronto, hoy habrá una reunión virtual entre el Ministerio de Trabajo, la empresa y dirigentes de la Uocra. Según la agencia NA, el gremio señaló que este no es el único caso, y que podría haber unos “100 mil despidos” en la construcción en las próximas semanas.

Enemigos íntimos

La construcción de un enemigo es un clásico de la política, y su elección es un arte. Cuando más grande, mejor. Todo. Igual, es cuestión de timing.

Los presidentes de la democracia señalaron a sus enemigos preferidos, algunos permanentes, otros rotativos. Incluso el propio Mauricio Macri también eligió a Rocca como contrincante, aunque no tan directamente como podría ser ahora. En medio del pedido de procesamiento del empresario por la causa de los Cuadernos, Techint se vio envuelta en una escalada con la secretaría de Energía, a cargo de Gustavo Lopetegui, por los subsidios al gas en Vaca Muerta. Esa causa sigue abierta y Rocca reclama millones que asegura que el gobierno de Macri le prometió y nunca cumplió. Ahora los tendría que pagar Fernández. Otra utopía.

Si bien Macri fue un presidente “del palo”, se enfrentó cada vez que pudo a la Unión Industrial Argentina, de la que Techint es uno de sus pilares. Y más en el último año, cuando acusó a Miguel Acevedo, presidente de la entidad fabril, de dejarlo solo en un acto en Córdoba. A pesar de los abrazos y las sonrisas públicas se mencionó por lo bajo todo el tiempo el viejo encono entre los Macri y los Rocca, dos familias “tanas” bien distintas que habrían emulado la eterna antinomia norte-sur de ese país de este lado del Atlántico.

Rocca fue “enemigo” de Macri, por momentos. ¿Lo será de Alberto? ¿Lo eligió el Presidente para hacer tronar el escarmiento de arriba para abajo?

Hace pocos días, Ricardo Bloch, socio director de RHB Consultores, describió en Infobae de manera magnífica como John F. Kennedy también tuvo como uno de sus grandes enemigos a un magnate del acero, igual que Rocca.

Jacqueline Kennedy le contó al historiador Arthur Schlesinger que el momento en que más enfurecido vio al asesinado presidente de EEUU fue luego de la reunión, en 1962, con Roger Blough, el máximo ejecutivo de la US Steel.

“Los hechos se desencadenaron cuando el empresario le comunicó a Kennedy que aumentaría el precio de la tonelada del acero, ignorando que pocos días atrás el secretario de Trabajo, Arthur Goldberg, había negociado con los sindicatos metalúrgicos un freno a los aumentos salariales del sector, que producirían un inmediato rebote inflacionario, como así también la suspensión de una huelga que afectaría el nivel de la actividad económica”, escribió Bloch.

Kennedy habló en cadena de “un pequeño puñado de ejecutivos del acero, que buscan poder privado y ganancias que exceden su sentido de responsabilidad pública”. Además, le canceló todo los contratos militares a la US Steel y mandó al Departamento de Comercio y hasta el FBI a que investigaran las “actividades extracomerciales” de los popes del acero, quienes no tardaron en dar marcha atrás con los aumentos.

¿Conocerá Fernández la historia de Kennedy y Blough? Como sea, es de esperar que la sangre no llegue al río y ambos se den la mano, como hicieron el 18 de diciembre pasado, cuando el Presidente almorzó con los empresarios de AEA, la Asociación Empresaria Argentina, de la que Rocca es vicepresidente. “Espero que sigan invirtiendo para poner al país de pie. Ser expertos en levantarnos no es una buena idea, y yo sé que muchos están haciendo un gran esfuerzo”, planteó Fernández durante su discurso.

Un día antes de ese encuentro, en Wuhan, una ciudad china en la provincia de Hubei, se detectaron los primeros síntomas de una nueva enfermedad respiratoria.

Tres meses y medio después asoma una guerra personal entre dos de los hombres más poderosos de la Argentina en medio de un contexto sin precedentes y de una incertidumbre abrumadora.

“Al virus lo frenamos entre todos. Viralicemos la responsabilidad. #Somos responsables”, tuiteó la cuenta del Grupo Techint hace apenas 10 días. Irónicos tiempos de pandemia.

Fuente: Infobae