Ari Paluch pidió disculpas por los casos de acoso, pero no se hace cargo
Según el conductor, no se trató de verdadero abuso, si no de afán de ser "piola"
Casi todas las religiones coinciden en lo que se ha dado en llamar la Regla de Oro, que propone tratar a los demás como quisieras que te tratasen a vos, y no hacerle a los otros lo que no te gustaría que te hagan.
Además de diversas creencias religiosas, filósofos de distintas épocas y culturas han coincidido en los fundamentos y beneficios de esta proclama dorada.
Si bien su mera enunciación no es tan simple en su concreción, es de enorme ayuda a la hora de procurar nuestro bienestar espiritual y por ende el de las personas con las que nos relacionamos. Esta reciprocidad es fundamental para poder vivir unos y otros mucho mejor en nuestro universo donde estamos todos interconectados.
Es por eso que quisiera expresar mis más sinceras disculpas a aquellas personas que se sintieron acosadas laboralmente por mí.
Muchas veces en el afán por resultar gracioso, piola, seductor o simpático, producto de inseguridades e ingenuidades, actué mal, a la hora de proferir dichos desafortunados, altivos y carentes de cortesía.
Nunca me propuse acosar a nadie, lo que no implica que algunas personas experimentasen esa horrible sensación.
Nunca abusé de nadie ni ofrecí ventajas laborales a cambio de favores de ninguna índole. Creo fervientemente en el consenso mutuo para cualquier relación, pero también pienso que debí haber obrado con mejores modos, porque la ansiedad, la intensidad y la carencia de empatía arrasan con frecuencia al debido respeto.
El hecho de que no hubiese actuado con malvadas intenciones no implica que no haya podido hacer sentir mal a quienes fueron objeto de mis palabras.
Muchas veces consideramos a la ironía como un elemento de inteligencia, pero como cualquier ingrediente usado por demás arruina el manjar más delicioso. El sarcasmo excesivo nos aleja de quienes somos y exhibe nuestras inseguridades. Me permito este juego de palabras: el cinismo es una forma de evitar el sí mismo, se trata de una de las tantas máscaras que el ego elige para no mostrarse.
Fuente: Teleshow