El cuerpo de Joaquín Sperani, el adolescente de 14 años que fue asesinado a golpes en la cabeza en la ciudad cordobesa de Laboulaye, fue hallado en una casa abandonada ubicada a unos 100 metros de la escuela IPEM Nº 278 “Malvinas Argentinas” a la que concurría. Lo halló un grupo de vecinos mientras la búsqueda y los rastrillajes se concentraban en otros puntos, siguiendo pistas que había aportado un amigo de la infancia de la víctima: esos datos resultaron falsos y el chico, finalmente, confesó el crimen y fue detenido.

El asesinato de Joaquín ocurrió la tarde del jueves pasado, el día que desapareció y luego de haber dejado su bicicleta en la escuela. La última imagen que hay de él con vida lo muestra caminando junto a un chico de su misma edad, al que conocía desde la infancia.

Una cámara de seguridad registró a la víctima sonriente al lado de su compañero. Al parecer, ambos habrían ido en ese momento hacia la casa abandonada. Y allí, el detenido habría atacado a su amigo con un hierro y trozos de mampostería, golpeándolo más de diez veces en la cabeza y causándole la muerte inmediata. Horas después empezó la incertidumbre y desesperación por el paradero de Joaquín.

Luego de que los familiares del adolescente realizaran la denuncia, el sospechoso dio versiones que desviaron la investigación, según reveló este martes el diario La Voz del Interior.

En un informe del portal cordobés se detalla que, por un lado, el adolescente ahora detenido en un complejo de menores de la Ciudad de Córdoba primero dijo que no quería “buchonear” a su amigo. Por otra parte, mencionó que Joaquín estaba cansado del trato que recibía en su hogar, señalando a los familiares de ser “muy estrictos” con él. Por esa supuesta razón, les dijo a los policías, había tomado la decisión de irse a vivir “con otra familia”.

Todo era mentira, al igual que otra pista sobre la dirección que habría tomado el chico para alejarse.

Pero las cámaras de seguridad jugaron un rol fundamental para comenzar a resolver el misterio. Existe un video del que se desconocen imágenes y que Mariela Flores, la mamá de Joaquín, contó que capta al adolescente acusado del crimen cuando regresaba: iba solo y “apurado”. “El comisario dice que vuelve porque se le hacía la hora del colegio. Se ve que se le cae el teléfono, él volvió al colegio normal con el teléfono de mi hijo”, dijo la mujer.

Resulta que el detenido no tenía celular. Así lo declararon sus familiares. Ahí comenzó a caerse su coartada. No obstante, él inventó que Joaquín le había dejado el aparato al irse, para no ser ubicado, siempre según La Voz del Interior. Su postura cambió después del hallazgo del cuerpo: el chico “se desmoronó y confesó” el crimen, contó el intendente de Laboulaye, César Abdala.

Desde el portal de noticia aseguran que el papá del adolescente acusado estaba presente cuando el chico se quebró. Incluso, revelaron que el padre de Joaquín también estaba en esa dependencia que es tan pequeña que pudo escuchar el triste final que había tenido su hijo.

En este marco, el juez de Control, Niñez, Adolescencia, Penal Juvenil, Violencia Familiar y de Género y Faltas de Laboulaye, Sebastián Moro, tomó contacto con el adolescente sospechado y con sus padres y este lunes decidió su traslado a un centro penal juvenil de la capital cordobesa.

Fuente: Infobae.com