Empresaria, madre de dos hijos y jugadora de hockey. Todo eso es Julieta Silva, la mujer de 30 años que este lunes fue condenada a 3 años y 9 meses de prisión por haber atropellado y matado al rugbier Genaro Fortunato (25) en San Rafael.

Aunque parece seguro que la pareja formada por Silva y Tabanera no pasaba por un buen momento, la situación entre ellos que planteó el fiscal de la causa, Fernando Guzzo, no es la misma que la descrita por el abogado de Silva. Para la fiscalía, la relación era parte del pasado; para la defensa, ellos pasaban por una crisis, no definitiva, y Fortunato era un amante de Silva, no su pareja.

Ella jugaba en el equipo de hockey de adultas del club Banco Mendoza. “Julieta era sociable. Tenía una personalidad de líder, para algunos era soberbia y altanera, pero era muy independiente”, relatan sus conocidas del club. “No sabíamos que estaba separada. Casi no mencionaba al padre de sus hijos, y se movía sola", relataron las mismas fuentes.

Cercanos a Silva señalan además que ella cuidaba mucho su aspecto y el modo en que se vestía, y que hacía gimnasia para estar delgada.

Una amiga de Genaro Fortunato contó que él con Julieta tenían una relación “enfermiza y violenta”, que habían sido vistos, en varias ocasiones, discutiendo en público.

Un vecino de la calle 3 de Febrero, donde vivía Julieta con sus padres desde chica, contó que cuando toda su familia se mudó a la Patagonia, ella armó su vida sola en San Rafael. “Quedarse sola y tener hijos antes de los 20 la hizo madurar de golpe”, dijo el vecino.

En la cárcel, en el tiempo que estuvo detenida antes del veredicto que se dio a conocer este lunes, Silva no paraba de llorar. Un profesional que la asistió entonces, contó: “Está quebrada, nunca se imaginó terminar así, entre rejas”.

Fuente: Clarín