Las escuelas bonaerenses están bajo la lupa: por sus problemas de infraestructura, porque los docentes hacen paro contra los sueldos miseria y porque, como si fuera poco, los chicos reciben comida que en realidad debería ir directo al basural.

Una de las decisiones de la gobernadora María Eugenia Vidal fue que los municipios sean los responsables de conseguir y repartir la comida para los alumnos. Pero no funcionó muy bien y eso se puede ver con el escándalo que estalló en Lanús, donde gobierna el macrista Néstor Grindetti: encontraron ratas bebés en los cajones de frutas.

Según difundieron distintos medios, se encontraron crías de ratas en un cajón de manzanas y, además, excremento de los padres roedores en el pan que debían comer los más chicos.

Lejos de hacerse cargo de lo ocurrido, la Municipalidad aclaró que tiene "fundadas sospechas que ciertos dirigentes políticos de la oposición, organizaciones sociales y sindicales" están detrás de todo esto.

El Partido Justicialista de Lanús achacó que “el comunicado publicado por las autoridades de la Municipalidad de Lanús reconoce la falta de inspección en los alimentos que reciben las escuelas, muestra el descontrol, la desidia y el desinterés por los niños y niñas de nuestro distrito, que son las únicas víctimas de haber recibido numerosas crías de ratas en las frutas y excrementos de roedores en el pan en dos establecimientos educativos”.

“Es de una altísima irresponsabilidad poner culpas en una supuesta actividad política opositora acusando a todo aquel que piense diferente al gobierno municipal, como culpables de poner en evidencia el grave riesgo contaminante y de insalubridad entre la población escolar”, denuncian los peronistas.