Comenzó el juicio a cuatro integrantes de una secta de la ciudad de Mar del Plata, acusados de explotar sexual y laboralmente a más de 30 personas durante años, acopiar un arsenal de armas y alterar documentación de niños.

Los acusados son Silvia Cristina Caposiello, pareja de Eduardo Nicosia, el líder fallecido de la organización; Sinecio de Jesús Coronado Acurero, Luis Antonio Fanesi y Fernando Ezequiel Velázquez, quienes están imputados por formar parte de la congregación y detectar las vulnerabilidades de personas que se acercaban a seminarios de yoga y actividades ofrecidas en un hotel céntrico de la localidad balnearia.

El juicio se inició ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal, que deberá determinar si los acusados son responsables del delito de trata de personas cometido contra 32 víctimas que eran reducidas a la servidumbre y explotadas económica, sexual y laboralmente.

De acuerdo a la acusación fiscal, los miembros de esta organización, con rasgos propios de una secta, alteraron además la identidad de al menos trece niños y niñas, hicieron acopio de un arsenal de armas e incurrieron en el delito de “resistencia a la autoridad” cuando la Justicia Federal dispuso una serie de allanamientos en sus instalaciones, en 2018. La causa incluye además denuncias por abuso sexual agravado.

El juicio se puso en marcha en la sala de audiencias del tribunal, con la presencia del juez Roberto Falcone, mientras que los magistrados Fernando Machado Pelloni y Nicolás Toselli intervinieron de manera remota debido a las medidas preventivas por la pandemia del coronavirus.

El Ministerio Público Fiscal, a través de la fiscalía de juicio a cargo de Juan Manuel Pettigiani, detalló su acusación, la calificación legal y la participación criminal de los acusados y la acusada.

Los hechos imputados a los cuatro acusados ocurrieron entre “principios de la década de 1970 y a partir del 2005 y hasta el allanamiento del 3 de julio de 2018 en Mar del Plata”.

De acuerdo a la acusación, la organización actuaba desde el Hotel City, ubicado en Diagonal Alberdi 2561, en pleno centro marplatense.

“Nicosia y sus consortes se valían de un proceso de coerción psicológica y aislamiento de las víctimas, típico de las organizaciones sectarias, generado a partir de la manipulación psicológica que se les imponía”, sostuvo la fiscalía.

De acuerdo a la investigación, Nicosia, fallecido en enero y sobreseído por el tribunal el último 20 de abril, “resultó ser el fundador de la congregación, una suerte de guía espiritual, principal administrador y organizador de la actividad delictiva”, y “tenía un completo control sobre las vidas y acciones” de las víctimas, “a quienes compelía a desprenderse de sus bienes o pertenencias a favor de la congregación”.

Según la fiscalía, Capossiello “controlaba a los damnificados en ausencia de Nicosia y estaba al frente de la cooperativa administradora del complejo hotelero”, mientras que Coronado Acurero “colaboraba en las actividades ilícitas investigadas”.

Fanesi, por su parte, está acusado de haber pertenecido a la organización, “cuanto menos, desde el año 1973 y participaba del control sobre las víctimas”, y “en los últimos años, esta función la cumplía como recepcionista del Hotel City”.

Velázquez, en tanto, fue imputado por intervenir en su carácter de psicólogo e instructor de yoga, con el dictado de conferencias “a partir de las que mantenía charlas personales con algunas de las personas que allí asistían, detectando sus vulnerabilidades e informando luego de ello a Nicosia, a fin de lograr su captación”.

De acuerdo a los relatos de las víctimas tomados durante la investigación, Nicosia habría tenido al menos quince hijos e hijas, trece de ellos con seis madres diferentes y los otros con dos de sus hijas biológicas, y salvo un caso, los menores fueron registrados como hijos biológicos de otros miembros de la congregación, instigados por el propio líder

Fuente: Grupo La Provincia