El episodio circuló en algunos medios de comunicación—no así en los monopólicos— cuando las empleadas domésticas cortaron la ruta y denunciaron que hace unos meses las combis de esa empresa cuyo propietario reside en Nordelta, no frenaban cuando ellas querían subir. Cuando intentaban subir a la fuerza, las bajaban. 
El miércoles 7 de noviembre, cuando varias de ellas vieron pasar cuatro combis que iban a Capital y les negaron la subida, decidieron cortar la calle. Los rumores llegaron rápido: en una reunión entre vecinos de Nordelta se había discutido si los propietarios y las trabajadoras tenían que viajar en los mismos vehículos o no. Y aunque hubo posiciones encontradas, un grupo firmó una carta para exigirle a MaryGo que las empleadas y otros trabajadores que ingresan a la zona lo hagan en otros vehículos. Nada mejor que un micro escolar—por el mismo precio que la combi—para que viaje el personal de maestranza. 

Ricardo Greene es un sociólogo chileno, especialista en urbanismo. Llegó a la Argentina para realizar su tesis doctoral sobre Nordelta: “Siempre me llamó la atención porque de los barrios cerrados era el más grande de Latinoamérica. Y además de los pocos que se piensan como autosuficientes”, explica. “En Nordelta todo lo que alguien necesita para no salir entonces me parecía fascinante esta nueva utopía neoliberal”. 

Ricardo tardó ocho meses en poder entrar al emprendimiento cerrado que comenzó a construirse a finales de los 90 y que se inauguró nada más y nada menos que en el año 2001. Su dueño, Eduardo Constantini, declaró hace pocos días que con el gobierno de Macri dejó de ser “billonario”. 

Pese a que el sociólogo chileno rezongaba por no poder entrar, se dio cuenta de que en realidad su verdadera labor estaba, justamente, afuera. “es un lugar que se plantea como  autosuficiente, que tiene mucha preocupación por estar muy cerrado pero a la vez entran mas de 6000 personas a laburar. Entre pileteros, taxistas, profesores de colegios, de tenis, empleadas domésticas. Pero me di cuenta que todas las dificultades no eran un problema. Era mi trabajo. Justamente eran las dificultades que Nordelta pone al extraño para poder entrar”.

Ricardo empezó a estudiar entonces este lugar que no era “tan impermeable”. ¿Cómo entran las personas, las enfermedades, las cosas que entran y salen y cómo son transformadas del proceso, el mecanismo de control? “Eso habla del tipo de sociedad que quieren construir”.

“Nordelta no quiere ser igual que otro country, entonces un puede encontrar todo más exacerbado. La verdadera elite no está en Nordelta”. En esa ciudad hay 27 barrios cerrados y que cada uno tiene su sello: “Hay algunos que son para matrimonios jóvenes con dos chicos, para jubilados, para padres divorciados, gente de más guita al que llaman el ´Beverly Hills´—, otro es el más barato al que le dicen el ´bronks´”. Para el sociólogo chileno es imposible trazar un perfil de quienes viven en Nordelta. “Otra característica importante es que no hay bolilla negra, es decir, no hay mecanismos de control. Cualquiera que tenga la plata puede comprar un terreno. Si pagas, entras”.  Después aparecen los mecanismos de control, cuando uno entra. “Eso es lo que yo estudié, las distinciones y mecanismos que ellos tienen para los que consideran ´amenazantes´”. 

A través de tuiter, Ricardo (@ricgreene) realizó un resumen espeluznante que forma parte de su tesis doctoral. “En Nordelta a las empleadas no las dejan entrar caminando ni en bici, y les ponen muchos problemas para acceder en moto o auto. Solo pueden hacerlo en buses privados, licitados por el propio barrio.Durante años la línea de transporte público 60 ha querido servir al barrio pero los residentes se han negado tajantemente. Como me dijo uno: «¿Te imaginás? Tendríamos todo lleno de negritos meándonos el lago».Tanto temen el tránsito de extraños no-autorizados que ,cuando los vecinos de otros countries exigieron que el camino estructurante de ND fuera público, prefierieron invertir US$3MM en uno alternativo que le diera vuelta antes que abrir el suyo.El Municipio apoya el cerramiento de ND y la exclusión del transporte público porque, a cambio, ND invierte millones de dólares cada par de años en infraestructura. Pregúntenle a Massa.Entonces, a las empleadas domésticas no les queda más alternativa que tomar el transporte privado, lo que suelen hacer en Pacheco. La parada, pese a estar a 3km de ND, en una vía público, está vigilada y controlada por sus propios guardias y señalética. Último: las empleadas domésticas tienen, de por sí, pocas oportunidades de socialización, más aún en barrios cerrados. Los trayectos son vitales para intercambiar información sobre prácticas laborales, chismes y abusos, y eso también lo resienten –y evitan– los residentes”.