Son sabidos los miles de intentos que tuvo el ser humano para tratar de saber si en la superficie lunar hay vida, y hasta todos co- nocemos de memoria la historia de las diferentes misiones Apolo que, organizadas por la Agencia Aeroespacial estadounidense ( NASA) trataron de recalar en nuestro satélite, para así deter- minarlo. Pero, como sucede con tantos otros casos, en esta his- toria también hay información desclasificada y oculta que daría cuenta de una misión denomi- nada “L cross” la cual tenía como único objetivo analizar la Luna, su suelo y atmósfera mediante un bombardeo. Con el correr de los años, varios especialistas mostraron su desconfianza y sos- pechan que esta misión no esta- ba basada en estudios científicos ya que aseguraron que escondía extrañas acciones de los Estados Unidos.

¿Qué se sabe al respecto?

“ Lunar Crater Observation and Sensing Satellite” es el nom- bre que contienen las siglas “L cross”, proyecto que tenía como única finalidad, según revelan los archivos ocultos al respecto, crear un agujero tan grande en la superficie lunar que se pudiera ver desde la Tierra, claro, gracias a los telescopios y herramientas de la NASA, con el fin de realizar diferentes estudios que permiti- rían a los científicos tener más precisiones sobre nuestro satélite preferido. Más allá de incumplir con tratados internacionales, la misión se llevaría adelante sin miramientos ni titubeos. De esta manera, los grupos de trabajo partirían al espacio y con ellos un misil llamado Centauro, que pesaba dos toneladas, el cual podía alcanzar dos veces la ve- locidad de una bala.

Esta herramienta sería utilizada para crear un cráter en la zona del polo sur lunar, para que allí se genere un inmenso hueco contenido por altas paredes de polvo y escom- bros que los expertos podrían estudiar a la distancia señalada. Según los propios archivos de la NASA, esto no se trataba de un “ataque devastador” sino de una tarea científica que sólo preten- día encontrar agua fuera de nues- tro planeta. Al mismo tiempo, aclaraban que no consistía en “hacer un cráter, sino profundi- zar el Cabeaus A”, un pozo tan grande que ya había sido anali- zado anteriormente. En tanto, sería el especialista Carl Sagan (uno de los cerebros de la mi- sión) quien estaría a cargo de los estudios para conocer el com- portamiento de las diferentes partículas de gas y polvo.

Lo que no se sabe del caso

¿Qué ocultaba la misión “L cross”? Diferentes investigadores determinaron que el proyecto yanqui no tenía otro plan en- tre sus manos que el de generar miedo, confusión y marcar el territorio. De esta manera, los especialistas creen que las auto- ridades de Estados Unidos pretendían mostrar su poderío ante sus archienemigos y así “enseñarles” a los soviéticos de lo que eran capaces sus fuerzas arma- das y cómo estaban en cuanto a los avances en materia espacial. ¿Pero qué pretendían con este accionar? Generar una explosión tan grande que fuera visible des- de cualquier punto de nuestro planeta con la idea de “aterrorizar” a sus rivales, sin importar quiénes sean o de dónde.

Hipótesis: ¿Había otra razón?

Luego de años de investigaciones, expertos creen que la NASA, además, lo que intentaba con este accionar era no sólo bajar la Luna, sino con ella derribar una base extraterrestre allí emplazada. Según los expertos, la misión secreta de la que hablamos fue llamada “Proyecto A119”.

En sus informes, los citados especialistas indicaron que el Centauro era un arma cinética (este tipo de bombardeo consiste en el acto de atacar desde el espacio una parte de la superficie planetaria con un proyectil, no explosivo, en el que la fuerza de destrucción es generada por la energía cinética del mismo) capaz no sólo de generar un cráter sino de destruir por completo el satélite en el cual, según los estadounidenses, estaba emplazada una base alienígena que nos estudiaba.

Fue así como a pesar de incumplir con una serie de tratados internacionales y del “espacio exterior”, la NASA generó en la superficie lunar un cráter de 5 millas, impacto que aseguran pudo verse desde la Tierra, pero no así acabar con la vida del satélite ni la supuesta presencia extraterrestre.

Fuente: Crónica