Basta cualquier nuevo dato sobre el coronavirus de Wuhan para desencadenar una ola de teorías conspirativas. Buen ejemplo de ello es la constatación de que la enfermedad afecta sobre todo a varones asiáticos de edad avanzada y con problemas de salud crónicos. Ese perfil resulta bastante lógico si se tiene en cuenta que China es el epicentro de la epidemia, que en la provincia de Hubei la población de otras razas es casi inexistente, y que la neumonía afecta al sistema respiratorio y que cualquier debilidad incrementa sus consecuencias.

No obstante, ese apunte sobre la demografía de la enfermedad ha sido suficiente para desencadenar rumores descabellados sobre la posibilidad de que el virus haya sido desarrollado utilizando técnicas de ingeniería genética en el seno del Laboratorio Nacional de Seguridad Biológica de Wuhan, el único de nivel 4 que existe en China. El objetivo, según los ‘conspiranoicos’ que llenan las redes sociales con bulos a pesar de que el Gobierno ha anunciado que los castigará con severidad, sería diezmar la población de ancianos para evitar que sean una carga económica ahora que China envejece a gran velocidad.

Otra de las teorías más extendidas subraya que la mayoría de las víctimas mortales son hombres. Sus adeptos creen que el fin de este virus a la carta puede no ser eliminar ancianos sino limar la disparidad de género de un país en el que viven 30 millones de hombres más que de mujeres. Un tercer grupo apuesta por otra teoría: que el virus ha sido desarrollado por científicos pero ha ‘escapado’ del laboratorio de forma accidental, razón por la que los dirigentes tardaron tanto en dar la voz de alarma.

«La venganza de Trump»

No obstante, la teoría conspirativa más popular no ubica el origen del virus en China. Hay quienes están convencidos de que ha sido producido por Estados Unidos y diseminado en Hubei para dañar la economía del gigante asiático y a su población más vulnerable.

«La venganza de Trump»

No obstante, la teoría conspirativa más popular no ubica el origen del virus en China. Hay quienes están convencidos de que ha sido producido por Estados Unidos y diseminado en Hubei para dañar la economía del gigante asiático y a su población más vulnerable.

Aseguran que es la venganza de Donald Trump por la guerra comercial y tecnológica que enfrenta a ambas potencias. Lógicamente, ninguno de los adeptos a estas historias ofrece evidencia alguna de lo que cuenta. La única certeza es que han visto demasiadas películas apocalípticas.

El origen ¿Siniestro?

¿De dónde viene el coronavirus? La versión “oficial” es que, a pesar de que su origen es desconocido, podría proceder de un mercado de la ciudad de Wuhan, donde se comercializan animales como los murciélagos, principales sospechosos de ser portadores del virus. Esta es la versión que comparten los expertos, pero las teorías acerca del verdadero origen no están demasiado claras. Decimos “verdadero”, porque hay más de uno que asegura que esta pandemia no ha sido casualidad, sino posiblemente fabricada por el propio ser humano como plan para exterminar a parte de la humanidad, a lo Thanos en Los Vengadores. Los hay que aportan hasta “pruebas”: su origen estaría en una novela de hace casi cuarenta años, Los ojos de la oscuridad , de Dean R. Koontz, que contaba cómo un arma biológica, denominada casualmente virus Wuhan-400, llegaba al mundo ‘alrededor de 2020’ y que contiene demasiadas coincidencias con la situación que se está viviendo actualmente. Otros, por su parte, tienen otra teoría: que el virus se “inventó” en un laboratorio de investigación chino: el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan (WHCDC), donde se trabaja bajo el máximo nivel de seguridad existente a nivel biológico, reservado para microorganismos extremadamente peligrosos.Pero, ¿de dónde viene el coronavirus? La versión “oficial” es que, a pesar de que su origen es desconocido, podría proceder de un mercado de la ciudad de Wuhan, donde se comercializan animales como los murciélagos, principales sospechosos de ser portadores del virus. Esta es la versión que comparten los expertos, pero las teorías acerca del verdadero origen no están demasiado claras. Decimos “verdadero”, porque hay más de uno que asegura que esta pandemia no ha sido casualidad, sino posiblemente fabricada por el propio ser humano como plan para exterminar a parte de la humanidad, a lo Thanos en Los Vengadores. Los hay que aportan hasta “pruebas”: su origen estaría en una novela de hace casi cuarenta años, Los ojos de la oscuridad , de Dean R. Koontz, que contaba cómo un arma biológica, denominada casualmente virus Wuhan-400, llegaba al mundo ‘alrededor de 2020’ y que contiene demasiadas coincidencias con la situación que se está viviendo actualmente. Otros, por su parte, tienen otra teoría: que el virus se “inventó” en un laboratorio de investigación chino: el Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Wuhan (WHCDC), donde se trabaja bajo el máximo nivel de seguridad existente a nivel biológico, reservado para microorganismos extremadamente peligrosos.

Según los amantes de la conspiración en Internet, que hay muchos, el virus podría provenir de los laboratorios de máxima seguridad, situados a escasos metros del mercado de donde la versión “oficial” señalaría que podría procede el virus y que se dedica, entre otras cosas, a la recogida e identificación de patógenos. Investigadores que habrían creado el virus a propósito o por accidente, y que se habría propagado sin remedio.

A todos nos gusta una buena conspiración, pero esta teoría ya se ha desmentido. Nada menos que 27 investigadores especializados en salud pública han publicado un manifiesto en el portal The Lancet en el que han negado estas teorías y han querido recalcar el peligro de la circulación de este tipo de teorías que generan desinformación y pánico entre la población.

“Hemos comprobado cómo los científicos, expertos en salud pública y profesionales médicos en China han trabajado de manera diligente y eficiente para identificar de manera rápida este brote, han puesto en marcha las medidas necesarias para reducir su impacto y han compartido sus resultados con la comunidad sanitaria a nivel mundial con total transparencia”, dicen, en el manifiesto publicado, “Condenamos fuertemente las teorías de la conspiración que sugieren que el coronavirus no tiene un origen natural. Estos rumores y desinformación ponen en peligro la publicación abierta, rápida y transparente de datos sobre esta epidemia.

El coronavirus lo causa la tecnología 5G

El mes pasado, una youtuber californiana con 166 000 seguidores publicó un video en el que aseguraba que el coronavirus era, de hecho, radiación tóxica provocada por la tecnología 5G. Según ella, las altas frecuencias de esta tecnología impiden la absorción de oxígeno y provocan síntomas respiratorios idénticos a los relacionados con el COVID-19. Para eludir las medidas de detección y censura de noticias falsas y desinformación de YouTube, utilizó nombres en código: CH hacía referencia a China, CV era coronavirus y “f-i-v-e-g” era 5G.

La afirmación de que el coronavirus está relacionado con el 5G no tiene base alguna y es una de las teorías de conspiración más descabelladas que existen sobre el virus. Pese a ello, logró proliferar en las redes sociales. Hubo gente que compartió mapas en los que aparecían lugares con tecnología 5G, asegurando que la distribución geográfica era similar a la de los países en los que el virus había impacto. “El 5G activa lo que te han metido con las vacunas y las estelas de los aviones”, señalaba un usuario en una página de Facebook de la comunidad de QAnon.

“Todo el ADN tiene coronavirus”, aseguró alguien. “Las megafrecuencias del 5G pueden usarse para alterar el ADN y provocar el desarrollo del virus. Guerra biológica”.

El coronavirus es una broma de los medios liberales que se salió de control

La idea de que se está exagerando con el coronavirus es la más extendida y peligrosa de todas las teorías y la han promovido personas como el comentarista estadounidense de derecha Sean Hannity.

El propio presidente, Donald Trump, restó gravedad al virus, comparándolo con una gripe común, y culpó a los medios por hacer cundir el pánico. A medida que las críticas contra la gestión de la crisis aumentaban, los aliados de Trump acusaban a los medios y los demócratas de infundir miedo a la población con el fin de hacer caer el mercado de valores y socavar la imagen de Trump.

Restar importancia a los efectos del virus es especialmente peligroso porque la efectividad de la contención del mismo depende, en gran medida, de que la población se tome muy en serio las medidas de distanciamiento social, confinamiento e higiene.

Según una encuesta llevada a cabo hace un par de semanas por Reuters, 4 de cada 10 demócratas pensaban que el coronavirus era una “amenaza inminente”, en contraste con los 2 de cada 10 republicanos que opinaban igual. En sus comparecencias recientes, Trump fue cambiando el tono de su discurso y el viernes pasado finalmente declaró el estado de emergencia nacional.

Fuente:: La Vanguardia, Vice.com, hoy.es