Mientras se prepara para participar en un reality show de cocina, Claudio García abrió su corazón en una entrevista con el programa radial Planeta 947 y repasó gran parte de su historia como jugador, asegurando que el fútbol le dio mucho más de lo que hubiera imaginado. Sus inicios en la villa, su paso por la selección argentina, la experiencia en el Lyon de Francia y otros ítems fueron ejes del recorrido. El Turco no le escapó a los problemas adicción que también forman parte de su pasado.

El ex futbolista de 57 años le reveló al conductor Pablo González que había llegado tarde a un reportaje televisivo con él hace algunos años por haber salido la noche anterior: “Odiaba los pajaritos y el sol, que es lo más lindo de la vida, el amanecer...”. Reveló que lleva 13 años sin recaídas y ahora disfruta el día a día y la vida. “¿Sabés cuándo la peleás? Cuando querés y no podés tomar la decisión de zafar. Al mes de haber dejado sentís un poco la abstinencia, pero empezás a ver la realidad y a caminar de nuevo”, detalló.

Sobre la adicción a las drogas hubo una fuerte y cruda confesión de su parte: “Yo tomaba (cocaína) como para que me agarrara un ACV o un paro fulminante. Si tomás 2 gramos de cocaína por día estás al borde de la muerte, estás jugando a la ruleta rusa con un revólver. No voy a decir cuánto, pero tomaba muchísimo más que eso, como para morirme en el acto”.

Cuando le preguntaron por qué tenía la necesidad de drogarse, graficó: “El adicto siempre tiene una excusa. Si se te murió un familiar, tomás porque estás triste; si ganás la quiniela, tomás porque estás contento. La droga te hace perder la dignidad. Yo me alejé de la gente que no consumía porque decía ‘este boludo no toma’, pero el boludo era yo. Me sentía incómodo y hacía sentir incómodo al resto. Vos te alejás y le echás la culpa al otro porque es mucho más fácil”.

El Turco aseguró que no consumió durante su época como profesional y agregó que si pudiera volver atrás no solamente no probaría la cocacína sino que le “rompería la boca” al que se la ofreció. “Es fácil entrar y difícil tomar la decisión de salir, pero siempre se puede. De pendejo no lo sufrís tanto, pero más adelante sos grande y tenés familia. Hay otra sensación. Vos creés que lo tenés controlado y no tenés controlado un carajo, vivís preso de eso. Cuando tomás la decisión de dejarla, te empezás a sentir bien, pero es difícil tomar la decisión. Por eso siempre digo que lo mejor es no probarla”, fue el mensaje que compartió.

Por último, explicó qué punto positivo les encontró a las recaídas que sufrió en el pasado cuando estaba dejando la droga: “A veces son buenas porque te ayudan a ver lo mal que la pasabas. Ves qué es blanco y qué negro. Cuando tenés una recaída visualizás lo malo. Que se entienda bien, eh. Es algo bueno que pasa, entre comillas, para saber qué es mejor”.

Consultado por Infobae, Alberto Trímboli, coordinador del sector de adicciones del hospital Álvarez (además de fundador y presidente honorario de la Asociación Argentina de Salud Mental -AASM-) analizó las confesiones del Turco y las puso en contexto.

“El consumo problemático -que puede ser de una sustancia o no- es un síntoma de un padecimiento mental previo. La idea general es que una persona un día decide consumir y se hace adicto. No es así. Si bien, los motivos son muy diferentes en cada persona, por lo general, es un síntoma de una situación interna no resuelta. Ese malestar subjetivo puede ‘taparse’ de muchas maneras; una de ellas es colocando como centro de nuestras vidas a diferentes objetos (sustancias legales o ilegales, incluso la comida) o actividades (juego, trabajo, Internet, e incluso el sexo)”, prologó su mirada.

“Cuando alguien dice: ‘Yo tomaba (cocaína) como para que me agarrara un ACV o un paro fulminante’, eso nos habla de una persona que está transitando un malestar psicológico complejo. Cuando el Turco García habla de cantidades, eso lo debemos tomar con pinzas, porque cada organismo responde de manera diferente, y lo que es poco para algunos, es muy riesgoso para otros. En nuestra sociedad hay una tendencia a humanizar las drogas prohibidas y se suele hablar de ellas como si tuvieran vida propia. Tenemos una tendencia a otorgarles un ‘poder’ especial a las sustancias, como si se manejaran por sí solas y no fueran objetos inanimados Debemos tener en claro que las ‘drogas’ son usadas por las personas, y no al revés. Si entendemos eso, damos vuelta la ecuación, y podemos entender que somos nosotros los que debemos cambiar y no esperar que ‘la droga nos libere’”, se enfocó en el contenido de las revelaciones del ex jugador.

“Comúnmente se escucha ‘la droga te hace perder la dignidad’, o ‘la droga te maneja’. Ningún objeto inanimado nos puede manejar, son frases hechas que circulan todo el tiempo y nos aleja de la posibilidad de resolverlo nosotros. Cuando escuchamos ‘es fácil entrar’, es parte de un discurso general que en realidad no es cierto. Los psicólogos decimos que no se enferma quien quiere, sino el que puede. Es decir, que se enferma el que tiene las condiciones psicológicas para enfermarse. No es lineal, no es matemático, depende del interjuego de diferentes variables en las que la predisposición, las experiencias vividas y las cuestiones que queremos evadir, son factores importantes”, amplió.

“En el mundo, y especialmente en la Argentina, el pedido de ayuda a tiempo es un es uno de los principales problemas. Se pone el acento en la demonización de las drogas prohibidas y se las asocia al crimen, a la violencia, a la pobreza, y eso hace que la persona se avergüence de su problema, se oculte, se aísle y no pida ayuda por el temor al rechazo y a la discriminación”, concluyó el especialista.

Fuente: Infobae.com