Una nota publicada por la BBC da cuenta de un escalofriante relato en primera persona: la de un psicópata.

Durante un experimento científico donde utilizó escáneres cerebrales de asesinos y a su propia familia como grupo de control, Jim Fallon  -profesor de Psiquiatría y Comportamiento humano en la Universidad de California-Irvine, Estados Unidos- descubrió su propia condición.

Cuando llegó al último análisis, vio uno que describió como "obviamente patológico".

"Pensé que [los técnicos que llevaban los escaneos] me estaban haciendo una broma. Les dije: 'Ah, están mezclando a uno de los asesinos con mi familia'", contó el científico a la BBC.

"Pero respondieron: 'No, es verdad'. Así que dije: 'Bueno, esta persona, quienquiera que sea, no debería estar caminando libre en la sociedad. Probablemente sea una persona muy peligrosa, era el peor patrón psicópata que jamás hubiera visto", recuerda.

"Así que saqué la etiqueta que cubría el nombre... y era yo", contó asombrado.

Sin embargo, Fallon se autodefine como "buena persona" y  nunca ha matado a nadie. Entonces, ¿cómo puede ser un psicópata?

"Soy un psicópata prosocial. No tengo algunos de los rasgos antisociales y criminales de otros", afirmó el neurocientífico. 

Se estima que aproximadamente una de cada 100 personas es psicópata.

Muchos delincuentes violentos caen en esta categoría, pero, como muestra el caso de Fallon, no todos los psicópatas son violentos.

La pregunta entonces es si los psicópatas nacen de esa manera o si se vuelven psicópatas por la educación que reciben.

Los escáneres cerebrales muestran diferencias en la actividad de algunas partes del cerebro de los psicópatas violentos y de los no psicópatas. En principio, los psicópatas violentos tienen menos materia gris en las áreas frontales importantes para comprender las emociones de otras personas. Dichas áreas también se activan cuando pensamos en el comportamiento moral.

La amígdala, que normalmente se asocia con sentimientos de miedo, también es significativamente más pequeña en los psicópatas.

Si estas diferencias pudieran observarse a una edad temprana se podría pensar que hay una base genética para la psicopatía.

Sin embargo, si imaginamos el cerebro como un músculo, podría ser que los psicópatas no ejerciten esas áreas, lo que lleva a una disminución de la actividad, tal vez como resultado de la educación y el medio ambiente.

Tras el descubrimiento, muchas cosas de su familia empezaron a encajar para el científico. Se dio cuenta de que sus rasgos psicopáticos no comenzaron con él. De hecho, hay siete presuntos asesinos en su árbol genealógico.

Fallon recordó un libro que su madre le había regalado muchos años antes, sobre su tatara-tatara-tatarabuelo, quien vivió en el siglo XVII y fue el primer caso de un hombre que mató a su propia madre en las colonias americanas.

Una prima de Fallon, Lizzie Borden, fue acusada de matar a su padre y a su madrastra con un hacha en 1882. Fue absuelta de manera polémica, pero unos macabros versos sobre el crimen sobreviven hasta nuestros días.

Fallon ve que de cierta manera él mismo muestra comportamientos psicópatas.

Admite, por ejemplo, que probablemente podría abandonar el funeral de un pariente si supiera que hay una fiesta o algo divertido que hacer el mismo día. Él dice que sabe "eso no está bien".

"La cuestión es que sé que algo está mal, pero no me importa. No sé cómo decirlo: estás en una posición en la que piensas 'eso no está bien' y aún así no te importa", explica.

Fuente: https://www.bbc.com/