La lucha de los metrodelegados por un sueldo digno llegó ayer a un punto máximo: fueron reprimidos y apresados. La sensibilidad del tema hizo que los usuarios se conmovieran y hoy, en la línea B, una mujer se animó a darle un abrazo a Claudio Dellecarbonara.

En repudio a la violencia que recibieron, hoy decidieron abrir los molinetes de todas las líneas de 10 a 12 y fueron aplaudidos por los pasajeros.

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"Vamos a seguir denunciando el brutal ataque al derecho constitucional de huelga que vivimos en el día de ayer y que ahora buscan incrementar con suspensiones y sanciones. Nos atacan porque defendemos los derechos de los trabajadores, pero también los de los usuarios. No quieren que nadie cuestione ni el ajuste, ni los negociados de las empresas privatizadas con el Gobierno”, aseguró Dellecarbonara en diálogo con La Izquierda Diario.