Villa Crespo es uno de los barrios más poblados que tiene la Ciudad de Buenos Aires. Hace cuatro años el boom de las inmobiliarias se instaló en la zona y comenzó el derrumbe de casas antiguas. La zona de outlets de indumentaria ubicada en las calles Aguirre, Gurruchaga, Loyola y Serrano es fruto de este proceso, después de que en 2014 fueran comprados lotes de terrenos en varias cuadras. Tras esta inversión, las inmobiliarias comenzaron a construir edificios con una misma estética. Muchos siguen en proceso y aún no se ven edificios terminados, sólo los pozos.
En unas semanas se empezará a debatir en la Legislatura porteña la modificación de la Ley de Código de Planeamiento Urbano del año 1977. Este cambio beneficiará el negocio de las empresas inmobiliarias, así como a las de la construcción, ya que lo que el poder legislativo de la ciudad buscará es ampliar la disponibilidad de metros para la edificación.
“Villa Crespo está sufriendo cambios terribles últimamente. Este barrio se destacaba por tener casas antiguas en perfecto estado que le daban vida, ahora sólo son edificios grises todos iguales”, comenta Sofía Nocella, dueña de una panadería de la zona. Este conflicto no es el único del que se quejan los vecinos, sino que el problema principal es que hay una o dos construcciones por cuadra y esto provoca fallas eléctricas que producen mayores cantidades de cortes de luz.
Las inmobiliarias alegan que “hay cada vez más demanda habitacional en la Ciudad de Buenos Aires y Villa Crespo es uno de los barrios más accesibles”. ¿Toman conciencia las empresas de las demoliciones de casa viejas que provocan?
Con el propósito de crear un barrio nuevo, “Creando Villa Crespo”, como dicen algunos carteles pegados en las construcciones de edificios, las inmobiliarias no tienen en cuenta el valor histórico. Un caso resonante es el de la “Casa de la Palmera”, una típica casona de fines del Siglo XIX con un parque muy frondoso sobre su costado y un fondo con palmeras. Es una una edificación histórica con árboles de cerca de 100 años. A pesar de ello, quienes compraron el terreno, en principio, dejaron la casa en pie mientras derrumbaron el fondo. Unos días después no quedó nada, sólo un pozo inmenso y el anuncio de un gran emprendimiento. 
Otro caso fue la compra por parte de empresas privadas del claustro de una escuela centenaria, la cual se convertirá en un patio de comidas y centro comercial.
En Gurruchaga al 1000 un convento pasará a ser un shopping. Se trata de la ex Casa San José, en la cual pasará a haber locales, oficinas y restaurantes. “Ese convento fue una donación de la familia Malcom, fundadores de Villa Crespo”, afirma una exalumna del colegio que funcionaba dentro del convento. 
Estos precedentes ponen en riesgo las edificaciones históricas, que cuentan con distintos niveles de protección patrimonial. De acuerdo con lo que explican desde las empresas comercializadoras de terrenos, además de ser un típico negocio de renta, estas ideas apuntan a “reposicionar a una de las áreas comerciales de la ciudad. Ahora es una zona donde falta oferta gastronómica, a diferencia de la que se encuentra del otro lado de Córdoba, más cercana a Palermo”, aseguró Ignacio Mel, gerente comercial de Mel Propiedades.
“Basta de Demoler” es una Organización No Gubernamental del sector civil, sin fines de lucro, creada por un grupo de vecinos de la Ciudad de Buenos Aires unidos con el objetivo de defender el patrimonio urbanístico. Por este accionar fueron demandados por el mismo Gobierno de la Ciudad en 2014, cuando se los acusó por calumnias e injurias en la defensa de antiguos edificios. Las denuncias en la que participan surgen de los vecinos que se acercan en busca de ayuda y para consultar si se pueden hacer presentaciones en la justicia con amparos que logren parar las obras. Muchas veces lo que ocurre es que luego vuelven a construir.
“El principal problema que se nos presenta es que de la vereda de enfrente tenemos un monstruo que tiene muchos contactos y dinero. Por ende las obras se paran, pero luego se continúa con la obra porque encuentran fallas en la ley que los beneficia”, asegura Carlos Blanco, uno de los integrantes de “Basta de Demoler”.
Con respecto a la situación de la ex Casa San José, representantes de la ONG sostienen que la Ley 5094 de Edificios Catalogados sólo contempla la protección del frente y la fachada y no de su interior.
“Los barrios son los que tienen que definir cuál es el carácter que le quieren dar a su zona, a su comuna. Acá eso nunca sucedió”, dice Pablo Louscher, vecino de Villa Crespo desde hace 30 años. Otros de los barrios más afectados son Caballito y Almagro. Resta preguntarse si este proceso de pérdida de identidad y demolición de estructuras históricas, que ocurre a minutos del Obelisco, es acaso el inicio de algo que se seguirá extendiendo en otras zonas de la Ciudad de Buenos Aires.