Leonor Benetto nunca había admitido públicamente que tuvo un problema de adicción. Pero en diálogo con Gastón Pauls abrió su corazón y compartió sus peores momentos.

Lo primero que admitió es que sus “momentos más oscuros” estuvieron relacionados con el éxito. “Perdí el control y varias veces”, confesó de entrada. Pero aclaró: “No soy una adicta que entre en el modelo imaginario del adicto”.

Los problemas de adicción de Leonor Benedetto

Sus problemas no estaba relacionados con sustancias ni con alcohol. “He tenido problemas serios con la comida, por ejemplo”. La exitosa actriz, explicó que su carrera tuvo mucho que ver con este tema: " Toda la oscuridad eventual que pudo haber o que hay en mi vida, tiene que ver con la palabra éxito, con el concepto del éxito”, definió.

Leonor Benedetto, que siempre se mostró fuerte y con carácter, admitió que la mirada del otro la condicionó en más de una oportunidad. “Lo que los demás llaman éxito y te piden, porque son los que te mencionan y te ponen una etiqueta, en mi caso bastante pronto. Para mí fue un castigo”, aseguró. “Yo me planteaba: ´¿qué hago acá?, ¿por qué, por quién? Yo no quiero estar acá, yo no quiero esto´”, recordó.

Su carrera fue su peor enemigo: “El éxito, para mí, fue equivalente al fracaso como persona. No podía parar con la comida”, reveló. Y detalló: “Por contar una anécdota casi desagradable, estaba haciendo una gira de teatro por España y vivía en hoteles. A la tarde me iba a una panadería, me compraba una docena de medialunas, me sentaba en el suelo, las terminaba y luego vomitaba”, indicó.

El punto de retorno de Leonor Benedetto

No fue fácil para la actriz superar esta adicción. “Fue duro y, cuando fue más fuerte que todo, me di cuenta que `esto no soy yo`, y ahí pude parar”, sostuvo. Y admitió: “He hecho cosas que, de verdad, me han hecho mucho daño y sin embargo yo sabía que no eran para mí”.

Y contó cóimo enfrentó la situación. “Harta, cansada de todo lo que significa el glamour, me ponía el mejor vestido, me maquillaba, me ponía unos tacos altos para entrar a un lugar y que me mirara hasta el mozo. Detestaba eso pero lo hacía. Iba por la banquina sabiendo que no hay que ir por la banquina”, afirmó.

Fuente: La100.cienradios.com