El martes 22, el mundo artístico se vistió de luto tras enterarse de la muerte de Ramona Galarza, la máxima estrella del chamamé. Conocida como «la novia del Paraná», la cantante falleció a sus 80 años en el hospital Pirovano, en donde estaba internada desde hacía unos días por haber sufrido un paro cardiorespiratorio. Aún se desconocen las cusas exactas del fallecimiento y se espera el resultado del hisopado para averiguar si la artista tenía coronavirus.

Pero lo que más sorprendió aún a su círculo cercano fue que Ramona quiso despedirse de sus mejores amigos, Luis Landriscina y Tarragó Ros, pero no llegó a hacerlo. «Me desayuné con una mala noticia. Me despertó Antonito (por Tarragó Ros)», comenzó contando Landriscina, quien lamentó la muerte de su amiga. Y reveló que al parecer, Galarza había querido llamarlo durante la madrugada, pero nunca logró concretar la comunicación.

«Le había dado el teléfono celular a la empleada, que estaba con ella en el Pirovano, pidiéndole que por favor me llame que quería hablar conmigo o con Antonito por teléfono. La empleada no se animó porque era tarde, eran las tres y pico de la mañana. Y se murió a las 5″, contó con suma tristeza. Explicó, además, que tanto él como Tarragó Ros se quedaron «con la pena de no hablar con ella». «Éramos de hablar frecuentemente, éramos casi los últimos dos familiares del corazón que le quedaban a Ramona«.

En su recuerdo, queda la importancia que tuvo Ramona Galarza para la música popular y el agradecimiento por haberlo ayudado a que se hiciera conocido en Buenos Aires (el humorista es chaqueño). «Acá lo puso en los salones. Porque el chamamé tenía un límite en la sociedad porteña, hasta que Ramona y otros empezaron a darle una dignidad que no le encontraba la gente y que era parte de la identidad de los correntinos», sostuvo orgulloso de quien fue su amiga.

Por su parte, Tarragó Ros dijo: «Todavía estoy tratando de entender después de comunicarme con Rita, quien vivía con ella». Y recordó una anécdota con ella: «Una vez me dijo: ‘Vos me llevaste al Colón’… era tan humilde». Por último, sobre la última vez que pudo charlar con su amiga, el artista contó: «Me gustaba hacerla reír. La última conversación que tuve con ella la noté fatigadita, pero se rió con esa risa de ella que era como una mirada. Y tienen su categoría, porque la risa de Ramona era de una gran pureza. Como un trino, algo de lo que hemos hablado con Héctor Larrea«.

Fuente: El Intransigente