La alarma se encendió el viernes al mediodía, cuando trascendió públicamente que Thomas Gutiérrez, marcador central colombiano de la reserva de River, presentó síntomas compatibles con el coronavirus. Ese día, a las 15:15, en el vestuario Ángel Labruna del Monumental se produjo una reunión, previa al entrenamiento, entre todo el plantel y el cuerpo técnico. “No podemos presentarnos a jugar. La salud está ante todo”, fue el discurso que enarboló el capitán, Leonardo Ponzio, y al que adhirieron el resto de los futbolistas. Marcelo Gallardo les dio su apoyo. “Marcelo sabe bien lo que significa la palabra pandemia y por eso los respaldó”, dijo a Infobae una de las personas de confianza del Muñeco.

River anunció el cierre de las puertas del club y fue el único equipo que no se presentó a jugar por la primera fecha de la Copa de la Superliga, con lo cual perderá los puntos del partido que debió disputar el sábado ante Atlético Tucumán, a las 17:45. Además, se expuso a una quita de otros tres puntos por parte del Tribunal de Disciplina de la AFA y a una multa económica por el equivalente a 2.250 entradas.

La decisión, que generó muchísima polémica y debates porque la decisión de River fue unilateral e incluso desobedeciendo al Ministerio de Salud de la Nación pues el organismo considera que a puertas cerradas sí se puede jugar, entró en crisis el domingo hacia la noche, al menos para la dirigencia del club de Núñez. El presidente Alberto Fernández anunció que el fútbol se seguirá jugando a puertas cerradas e incluso solicitó a las cadenas dueñas de los derechos de televisación que le den al público la posibilidad de ver los encuentros por pantalla abierta para sobrellevar mejor el aislamiento solicitado por el Gobierno.

La confirmación de la continuidad del fútbol fue como un baldazo de agua helada para River, ya que con la noticia los riesgos deportivos a los que se expone el club son mucho mayores: si no se presenta a otros dos partidos, corre el riesgo de descender de categoría. En este caso sería diferente a lo que le ocurrió en 2011. Aquella vez, sufrió la caída a la B Nacional por primera vez en su historia –algo así como la caída del Imperio Romano- pero tras perder en la Promoción frente a Belgrano de Córdoba. En este caso, hasta podría ser en los escritorios. Por eso desde el domingo a la noche se activó el temor entre sus dirigentes: ¿correr el riesgo de descender por cortarse solos con una medida drástica? El articulo 72 del reglamento de la AFA así lo indica: “El club que no se presenta en tres fechas seguidas, será sancionado con la pérdida de la categoría”.

Ante este panorama, Ponzio está hablando con capitanes de otros equipos para intentar convencerlos de que la segunda fecha no se juegue por razones sanitarias, en prevención por el avance del coronavirus. Los jugadores de River quieren que el miércoles, cuando se realice una reunión de capitanes en la sede de Futbolistas Argentinos Agremiados, se imponga el pensamiento de la mayoría de los planteles, que consideraban que la primera fecha no se debía jugar. ¿Por qué se disputaron hasta ahora todos los partidos? Porque todos los clubes les pidieron a sus planteles que se presentaran y los futbolistas obedecieron aun sin estar de acuerdo.

Un paro general podría “resolverle” el problema a la dirigencia de River si es que Ponzio y compañía se mantienen inflexibles en su postura de no jugar. De todos modos, hay que aguardar por la charla que la dirigencia tendrá con el plantel en las próximas horas para saber si mantienen la postura.

El presidente Alberto Fernández, quien tiene una muy buena relación personal con D’Onofrio desde hace muchos años, le hizo un guiño a River al mencionar ayer la alarma que generó en el club de Núñez la situación del colombiano Thomas Gutiérrez, cuyos estudios dieron negativo de coronavirus y generaron alivio en River. Sin embargo, no le dio la derecha a la postura general de la institución de no presentarse a jugar pues remarcó que a puertas cerradas sí puede haber acción.

Mientras tanto, el plantel de River no se entrena desde el viernes y tampoco tiene fecha de regreso a las prácticas. Los futbolistas realizan trabajos físicos de mantenimiento en sus casas con una rutina que les dejó Pablo Dolce, el preparador físico del plantel.

A poco más de dos días de la decisión adoptada por River, la sensación es que la postura del plantel contó con el apoyo de la dirigencia por cuestiones sanitarias y de paso también políticas: se sabe que D’Onofrio está distanciado del titular de la AFA, Claudio Tapia, y del nuevo presidente de la Superliga, Marcelo Tinelli, de quien hasta hace no mucho supo ser aliado político.

El panorama está revuelto. Y ahora en River surgió un temor que no es menor desde lo deportivo y lo político: si decide no jugar ante Talleres (en Córdoba) y Argentinos Juniors (en el Monumental), el castigo puede ser nada menos que el descenso.

Fuente: infobae