Mauricio Macri propuso a Inés Weinberg de Roca para Procuradora General de la Nación. El cargo está vacante desde la salida de Alejandra Gils Carbó y por ahora tiene como interino a Eduardo Casal. El nombre de la candidata macrista no sorprende. Desde que Macri, incluso durante la campaña presidencial de 2015, anunció su intención de remover a Gils Carbó, la lista de candidatos prestos a ocupar la máxima jerarquía de los fiscales incluyó a Weinberg de Roca entre los múltiples postulantes. 

La sorpresa la da Macri con el momento que eligió para volver a la carga con la colocación de alguien propio al frente del Ministerio Público Fiscal. Hasta ahora, el macrismo había copiado el esquema que utilizó en la ciudad de Buenos Aires cuando, tras la salida de Martín Ocampo como Fiscal General de la Ciudad dejaron en su lugar a un interino, Luis Cevasco. Pero las renovadas tensiones con la Corte Suprema por los nombramientos a dedo de jueces parece haber reavivado el interés de Macri por demostrar que puede (o quiere) nombrar a su Procuradora. 

Todos descontentos

“Lo lógico es que siempre el presidente de la Nación proponga un procurador”, afirmó Macri en julio del año pasado. Fue una de las tantas frases con las que atacó a la ex procuradora Alejandra Gils Carbó. Con el tiempo, y gracias a la complicidad de sectores de Comodoro Py, el PJ eternoficialista y el establishment jurídico, lo logró. La operación fue a varias bandas, y cada uno puso lo suyo. Desde Comodoro Py le dieron manija a una insólita denuncia por la compra del edificio de la procuración; desde las huestes que comanda Miguel Ángel Pichetto enviaron mensajes de que no la sostendrían ante un eventual juicio político; desde el Colegio de Abogados de la calle Montevideo urdieron una maniobra con el Gobierno para intentar eliminar el requisito del juicio político para su remoción. 

Con la elección de Weinberg de Roca, sin embargo, Macri tendrá que lidiar con dos frentes. El interno, donde el ministro Germán Garavano y el sector que encabeza Fabian “Pepín” Rodriguez Simón se disputan el mapa de operaciones judicial. Y el externo, donde las expectativas no cumplidas para con cada uno de los grupos de poder que lo apoyó en su cruzada contra Gils Carbó, ya que cada uno tenía su propio candidato. Los fiscales de Comodoro Py deseaban a uno de los suyos. Los mejor rankeados eran Raúl Plee y Guillermo Marijuan. Plee es Fiscal General ante la Cámara Nacional de Casación Penal. Hasta 2012 fue titular de la Unidad Fiscal de Investigación de Delitos de Lavado de Dinero y Financiamiento del Terrorismo (UFILAVDIN) que, peses a su nombre rimbombante, casi no tuvo resultados en la investigación sobre lavado de dinero. El fiscal Plee fue también denunciado por obstaculizar los avances en las causas por delitos de Lesa Humanidad en la Cámara de Casación y por demorar la acusación contra los acusados del encubrimiento del atentado a la AMIA. En Py apostaban a que su cercanía con Macri lo catapultara a la jefatura de los fiscales. El nexo entre Plee y Macri es Boca, donde el fiscal integró la comisión asesora en temas de seguridad junto al entonces juez Guillermo Montenegro y al fiscal Carlos Stornelli. La familia Plee ya tuvo premio en el macrismo: la hija del fiscal, Celeste, fue designada en un cargo en la Unidad de Información Financiera (UIF). En el caso de Marijuan, hizo toda la tarea para congraciarse con Macri y los medios oficialistas, lookeado de campera celeste al frente de  excavadoras que no encontraron rastro de la supuesta ruta del dinero K pero dieron un buen espectáculo de justicia mediática. 

Para nombrar a su candidata Macri precisará de los votos del PJ que se nuclea en torno a Pichetto, ya que precisa de dos tercios de los senadores presentes para su designación. El candidato de Pichetto era Alberto García Lema, ex funcionario menemista, que ya tuvo un premio consuelo al ser incluido en la lista de conjueces a la Corte Suprema que Macri envió al Senado. La primera reacción de Pichetto ante la nominación de Macri fue tan ambigua como directa. Dijo que no podía adelantar su posición porque no la conocía. Todo un mensaje. 

Desde el establishment jurídico, cuyo búnker es el Colegio de Abogados de la calle Montevideo, tampoco estarán del todo conformes. Su aporte a la cruzada anti Gils Carbó fue fundamental. Desde Será Justicia, la asociación que utilizan como sello de goma para operaciones políticas, minaron la estabilidad de Gils Carbó a través de denuncias coordinadas con el Gobierno, en las que pediían que se declarara inconstitucional el artículo 76 de ley Orgánica del Ministerio Público, que establece el mecanismo de juicio político para remover al procurador. En lugar de defenderla legalidad de las leyes, el Ministerio de Justicia comandado por Germán Garavano le dio la razón a los demandantes. La coordinación fue demasiado obvia. Los candidatos del establishment son, entre otros, Máximo Fonrouge, Ezequiel Cassagne y Guillermo Lipera, este último presidente del Colegio de la calle Montevideo y también incluido por Macri en la lista de conjueces para la Corte. 

Otra descontenta será Elisa Carrió, cuyo candidato era el fiscal robocop José Campagnoli. 

Con este panorama, Macri tendrá que lidiar con los resortes que maneje cada uno de estos factores de poder para lograr la designación de Weinberg de Roca. 

La candidata

Weinberg de Roca cuenta hace rato con el beneplácito de Macri. En 2012 logró designarla al frente del Tribunal Superior de Justicia porteño. El punto más destacable de su currículum, sin embargo, es su paso por el Tribunal Penal Internacional en el juicio por el genocidio en Ruanda. También intervino en el caso de la ex Yugoslavia e integró al Tribunal de Apelaciones de Naciones Unidas. 

Pero ya de nuevo en los tribunales porteños, tuvo varios fallos que la alinearon con la mirada macrista. Entre ellos, habilitó la compra de pistolas taser para la policía pese a las pruebas a nivel mundial de que son letales y votó a favor de que los policías puedan requerir documento en la vía pública a piacere. 

La cuestión personal también da indicadores para el perfil de la procuradora que pretender imponer Macri. Su esposo es Eduardo Roca, integrante de la troupe de civiles que dieron sustento jurídico a las dictaduras militares sumándose al funcionariado de los dictadores Juan Carlos Onganía y Leopoldo Fortunato Galtieri. Los grupos de pertenencia de Roca hablan por si mismo: el Jockey Club, el Rotary Club y el Club de Armas. Lo selecto entre lo selecto.