Walter Rodrigo Asensio trabaja como coordinador del sector morgue en un importante hospital de la Ciudad. Además, es eviscerador en una institución médica privada.

En diálogo con Infobae, el trabajador de la salud dio un duro testimonio sobre como impacta en su trabajo la segunda ola de coronavirus.

Walter dice que la situación en su trabajo cambió mucho del año pasado a este, ya que recuerda que solo hubo un fin de semana en que no daba abasto para procesar los cuerpos de las personas que fallecieron por COVID-19, de edades mayores que los que hoy recibe.

En 2020, el pico en la morgue fue en julio: en un solo fin de semana tuve 15 óbitos. Después, ese número bajó y se mantuvo constante hasta noviembre. Desde el mes pasado, recibo entre 3 y 4 fallecidos diarios por COVID-19, de edades más jóvenes que el año pasado. De todos modos, el número oscila constantemente: sube y baja. Hoy, tengo la heladera llena y un cuerpo afuera porque ya no hay lugar. No me da el tiempo para vaciar la morgue. En 2020, no tuve casos de personas menores de 40 años: ahora sí”, advirtió.

“El año pasado, estuve colaborando en un hospital de campaña donde vi gente joven internada con neumonía, pero no llegaban a morir. La gente joven no moría, ahora sí”, aseguró.

Desde hace un par de semanas, advierte un incremento en los casos que llegan a la morgue. El profesional asegura que era esperable que las nuevas cepas de COVID-19 mutaran y se convirtieran en variedades más letales.

Walter reniega con aquellas personas que aún no toman conciencia de la importancia del correcto uso del barbijo, como aquellos que lo usan “como artículo decorativo” debajo de la mandíbula, los que dejan la nariz al descubierto o los que sostienen infundadamente que su uso es nocivo porque “absorben su propio dióxido de carbono”.

“Si salgo de mi casa a las 8 y vuelvo a las 21, estoy 13 horas con el barbijo puesto. No entiendo a la gente que dice que se ahoga, que no lo tolera o que es nocivo. Solo me lo bajo para tomar agua y comer, pero cuando no hay nadie cerca. Nunca me lo saco para poder respirar mejor porque, justamente, hay que respirar dentro del barbijo”, advirtió.

“Mucha gente no toma las medidas que corresponde. Yo mismo veo cómo se sacan el barbijo arriba del colectivo para mandar un audio de WhatsApp o no abren las ventanillas... Es un virus respiratorio y el barbijo te protege, entonces ¿por qué no te lo ponés bien? Las nuevas cepas afectan a la gente más joven y les causa la muerte. Esto nunca fue una gripe como algunos dijeron: siempre dependió del grado de exposición y de la carga viral de la persona”, destacó.

A pesar del terrible panorama que tiene en cada jornada de trabajo, dice que perdió el miedo a contagiarse, pero no el respeto, aunque al principio de la pandemia sintió temor.

Fuente: Infobae.com