Todo empezó de manera espontánea en el Nuevo Gasómetro cuando San Lorenzo jugaba contra Boca. Pero el asunto no terminó ahí: en el Monumental, el día del River 2-Godoy Cruz 2, los cantitos volvieron a tener presencia.

El descontento con el rumbo que ha tomado el gobierno es cada vez más potente y se manifiesta en las canchas de casi todo el fútbol argentino: los insultos a Macri siguieron en las canchas de Huracán, Independiente y Chacarita.

En el Gobierno sostienen que los cantitos contra el Presidente son "orquestados" por sectores de la oposición, y culpan al sindicalismo y hasta a la Cámpora. A Macri, aunque no lo diga públicamente, esto le molesta y mucho. Su entorno lo confirmó off the record y casualmente, uno de los dos sindicatos de árbitros, el SADRA, analiza "suspender los partidos" cuando los hinchas insulten al Presidente. Curioso, dado que los árbitros han sido históricamente los más insultados en cualquier partido, y sin embargo nadie habló de parar nada. Somos todos iguales, pero algunos son más iguales que otros, dice el dicho.