La pobreza alcanzó al 35,4 por ciento de las personas que habitan la Argentina, el máximo valor de la gestión macrista, mientras que el número de indigencia se ubicó en el 7,7 por ciento, informó este lunes el Indec. En términos absolutos, hay más de 16 millones de pobres en el país, de los cuales 3,4 millones están en una situación de indigencia. La comparación frente al primer semestre del año pasado arroja una suba del índice de pobreza de 8,1 puntos porcentuales, equivalentes a casi 4 millones de personas.

Semejante deterioro de la situación social se explica por la destrucción del poder adquisitivo del salario y de otros ingresos junto a la crisis del mercado de trabajo, con reducción de horas trabajadas y aumento del desempleo. En el segundo semestre, con la nueva devaluación posterior a las PASO y la paralización de la economía, la pobreza seguirá en ascenso, estiman especialistas. Es el saldo de una política económica que desde el día uno apuntó a recomponer la rentabilidad empresaria mediante la baja del salario y el ingreso de capitales externos, que derivó luego en el incremento de la deuda y el ajuste como único salvataje.

El gobierno de Mauricio Macri llegó al poder con un nivel de pobreza del 29 por ciento, según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, y terminaría su mandato con un nivel del 38 por ciento, calcula Agustín Salvia, director de ese centro de estudios. Esto implica que uno de cada cinco personas que está en situación de pobreza transita este problema desde que asumió Macri.

La evolución de la pobreza e indigencia por ingresos tiene que ver con la falta de acceso a una determinada canasta de bienes y servicios básicos. Según las estadísticas del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la canasta básica de bienes y servicios para un matrimonio de 35 años, ambos trabajadores activos y propietarios y con dos hijos menores de edad, era de 12.356 pesos mensuales en mayo de 2016. El mes pasado, ese valor se ubicó en 32.823 pesos, lo cual implica una suba del 165 por ciento en algo más de tres años. En el caso de la canasta de indigencia, el valor pasó de 6110 pesos por mes a 16.181 pesos, un crecimiento del 164 por ciento.

En el mismo período, el salario mínimo pasó de 6060 pesos a 12.500 pesos, un incremento del 106 por ciento, 60 puntos por debajo de la inflación, mientras que la jubilación pasó de 4959 pesos a 11.537 pesos, lo cual implica una suba del 132 por ciento, 30 puntos por debajo de la inflación. Pero no sólo se redujo el poder adquisitivo del ingreso sino que en este período hubo un fuerte deterioro del mercado de trabajo. El Indec difundió recientemente que en el segundo trimestre del año la desocupación se ubicó en el 10,6 por ciento, el nivel más alto en catorce años.

El informe oficial de pobreza detalla que en promedio el hogar pobre en términos de ingresos tiene un tamaño promedio de 4,18 personas y un ingreso total familiar promedio de 18.437 pesos. En el caso de la indigencia, el ingreso total promedio del hogar es de 7733 pesos. En ambos casos, la brecha es de casi el 40 por ciento entre el ingreso promedio del grupo familiar y el valor de la canasta en cuestión.

En el desagregado por franjas de edad, el pico de pobreza se verifica en niños y niñas de hasta los 14 años, con el 52,6 por ciento de pobres. O sea que en ese grupo etario hay más personas en condición de pobreza que no pobres. La indigencia en chicos y chicas alcanza al 13,1 por ciento. En la franja de 15 a 29 años, la pobreza alcanza al 42,3 por ciento de las personas y la indigencia, al 9,4 por ciento. Entre los 60 y los 64 años, la pobreza afecta al 30,4 por ciento de las personas y al 10,4 por ciento entre las personas de 65 o más años.

Fuente: Página 12