El Mercado no confía en las metas inflacionarias del Gobierno y las eleva al 20% anual

La publicación el viernes pasado del Relevamiento de Expectativas de Mercado que elabora el Banco Central viene a demostrar que nadie en el mundo financiero cree que la inflación de este año se ubicará en una franja del entorno del 15%. 

La expectativa de inflación para el 2018 fue de 19,9%. Dándole la derecha al Gobierno y con un esfuerzo notable, los brokers no se animaron a una predicción por sobre la barrera psicológica del 20%. 

La medición de Enero había sido de 19,4%. El sector financiero luego del impacto de los anuncios de fin de año que ya habían sido absorbidos por el relevamiento de enero volvió a subir sus expectativas de inflación.

El Relevamiento de Expectativas de Mercado es una encuesta que hace la entidad sobre la base de una muestra muy representativa del mundo financiero; participan los bancos y los consultores que venden datos a los bancos. Las preguntas se dirigen a estimar las expectativas de acá a tres años sobre la inflación, el tipo de cambio, la actividad económica, el resultado fiscal y la tasa de interés de referencia que fija el BCRA.

Repasemos los antecedentes. El 28 de los Inocentes (perdón…de diciembre) el Gobierno ofreció una escena desaconsejada para la comunicación de la política económica. Una conferencia de prensa, con cuatro figuras visibles (Peña, Dujovne, Caputo, Sturzenegger). Un experto en comunicación diría que semejante evento televisivo sólo debe hacerse para informar sobre una muy buena, excelente, o extraordinaria noticia. Por ejemplo: la nacionalización de las AFJP, o del comercio de granos.

En esa oportunidad el anuncio fue la adecuación de las metas de inflación. “No vamos a cambiar la meta, porque cambiar una meta es no tener meta” había asegurado Sturzenegger cada vez que le consultaron una modificación de la inflación objetivo de la política monetaria. En el imaginario monetarista el prestigio del BCRA se juega en el sostenimiento de la metas. Noten que Sturzenegger no brinda entrevistas a medios de comunicación, es decir, sólo se pronuncia al público por sus actos como autoridad monetaria, para reforzar esa noción de serio “cancerbero” de los precios.

A la sazón, ese 28 de diciembre, el rango de referencia pasó del 8 – 12%, al 15%, digamos que en promedio el incremento de la meta fue del 50%.

Pero que había ocurrido los años anteriores?
En 2016 la liberación del tipo de cambio del Sr. Prat Gay dio inicio al ciclo de política económica macrista con una meta de inflación de 25% para ese año, que, vale señalar, terminó con 41%, es decir, un desvío del 64%.

En 2017 la meta de inflación del BCRA se dispuso en la franja del 12 – 17%. El año cerró con 25%. El desvío de la meta fue de 72%: entonces, el desvío con respecto a la meta fue mayor en 2017 que en 2016.

La estrategia de metas de inflación (inflation targeting, tal como la bautizaron los sajones que la inventaron) tiene como una de sus principales bondades su fácil comprensión por parte del público en general. 

Las críticas al método van desde el abandono, en lo inmediato, de los objetivos de crecimiento, empleo y estabilidad financiera, que también debe perseguir el BCRA, hasta el más profundo cuestionamiento teórico a semejante reduccionismo conceptual, que intenta hacer pasar el “elefante” complejo del proceso económico por el ojo de la cerradura monetario. Es una discusión de casi 100 años en el análisis económico formal, en el que la ortodoxia lleva todas las de perder.

Mientras sigue rodando la bola de nieve que se formó por aplicar este rudimentario método de reducción de la inflación a través de la fijación de la tasa de interés de referencia por medio de la ya proverbial…venta de LEBACS. 

El volumen del stock de Letras, sobre el que se aplica una tasa de interés lo suficientemente alta como para que sea, en cada momento, mayor que la inflación, hacer correr el “taxímetro” de los intereses pagados a una velocidad escalofriante. El esfuerzo que está haciendo la sociedad para pagar este experimento hace palidecer cualquier manejo de política monetaria desde el Rodrigazo.

Pero con los datos duros derribando el mito sobre el prestigio de la autoridad monetaria, lo que queda en limpio es esa dudosa referencia del 15% que se lleva como ley de hierro sólo a las discusiones paritarias. Esta trágica condición nos lleva a pensar que aquella conferencia de prensa del día de los inocentes en realidad lo que escondía era una aviesa celada sobre el salario real por la vía de la imposición de una pauta, que ya nadie en la Argentina cree que pueda situarse en el 15%.