Los mitos para hacer el ajuste

Se sabe y se dice poco: el colectivo más discriminado en Argentina son los pobres. Sobre ese colectivo, ese tercio de la población, también es objeto de un sistema de estigmatización que se basa hacer sentir culpable a la víctima. Tras la década kirchnerista la solución de Cambiemos para la pobreza nace de denunciar la ausencia de aquello que según el kirchnerismo producía pobres: la economía de mercado. El capitalismo produce pobres o la falta de él. El problema de arrastre lo comparten todas las experiencias de gobierno: la falta de dólares de una economía que fue más regulada y ahora menos pero cuya estructura productiva no produce los suficientes para sostener sus ciclos de crecimiento. Los “problemas heredados” eran reales pero se agravaron. 

El primer mito de barro que se repitió en columnas y editoriales estos días es uno que afirma que en este país: “20 millones de personas cobran del Estado y 8 millones de privados pagan impuestos”. Hablamos de un país que tiene una población económicamente activa de 13 millones de personas, y que, según datos que brindó el ministro de modernización, Andrés Ibarra, habría apenas (en comparación con los 20) 3 millones y medio de empleados públicos (la mayoría provinciales, y en menor medida del Estado nacional y los municipios). La imagen a crear es la de 8 millones que soportan en sus espaldas a 20, en los que se incluye además de “empleados públicos” a jubilados, pensionados, discapacitados, beneficiarios de AUH, y también policías, maestros, médicos y enfermeros, empleados judiciales, militares, etc. Y diríamos: ¿dónde y en qué gastan la plata quienes cobran la mínima, o la AUH (cerca de 1500$ por hijo), sino es en el mercado interno, en el consumo? ¿No pagan impuestos los 20? ¿Y los jubilados que hicieron aportes también son “estatalizados” en este imaginario?

Según el Ministerio de Trabajo sólo en siete provincias hay más empleo público que privado (Corrientes, Chaco, Santiago del Estero, Jujuy, La Rioja, Catamarca y Formosa). Y por supuesto tres distritos ricos tienen la supremacía de privados (CABA, Córdoba y Santa Fe). El Informe del Ministerio de Trabajo en Argentina indica que el 65% del empleo es privado y el 35% del empleo es público.

Otro mito tonto dice que “Se perdió la cultura del trabajo”. Se dice alegremente porque el culpable roñoso de eso serían “los planes sociales”, en un mundo que, de paso, discute el fin del trabajo y el salario universal, porque por supuesto, y de arranque, que se modificó la cultura del trabajo fordista. Pero repiten que “los planes producen vagos”. La AUH y los planes no desincentivan la búsqueda laboral según las conclusiones de una investigación interdisciplinaria sobre el impacto de la AUH que coordinó el economista Oscar Cetrángolo y cuyo prólogo firmó la propia ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, este mismo año. No hay verdad empírica en dicho enunciado. 

El tercer mito es más corto y sencillo: “mucha gente tiene hijos para cobrar planes”. Se publicó que el promedio de beneficiarios de la AUH es de dos hijos. Billetera mata galán, se dice, y también: dato calla a Lucía Galán, la cantante argentina que formuló esa declaración sobre la “reproducción ventajosa”, haciéndose eco de años de contaminación sonora al respecto: los pobres son culpables de su pobreza, los débiles son fuertes y los fuertes débiles.