En el discurso de asunción a la presidencia, Alberto Fernández aludió a los sótanos de la democracia, metafórica referencia a los obscuros meandros que unen a los servicios de inteligencia del estado y la justicia. Digamos que dichos sótanos tienen varios compartimientos estancos en todo el conjunto del poder político en donde tramitan negocios obscuros, prebendas mal habidas y secretos inconfesables seguramente lado a lado con buenas intenciones, paliativos a necesidades sociales urgentes o medidas compasivas para con los que más sufren.

Todas estas cuestiones transitan en la obscuridad y su falta de visibilidad nutre la fantasmagoría en el imaginario social de que existe una intención aviesa detrás de lo que se hace o se dice. Precisamente, los medios de comunicación capturan dicha fantasmagoría para, desde esa base, construir su propio poder. La medicina quirúrgica conoce muy bien los beneficios de operar a cielo abierto ciertas patologías realmente obscuras o de difícil acceso. De la misma manera los psicoanalistas y psicólogos transitan los sótanos de la subjetividad humana  intentando dar luz a historias y realidades olvidadas, reprimidas pero siempre justificadas, minimizadas y naturalizadas con un gran poder perturbador para la vida.

Generar que los sótanos dejen de ser sótanos en la subjetividad e iluminarlos a cielo abierto significa en primer instancia apartarse de la culpa que los oscurece y en segundo lugar poder transformar en potencia liberadora todo aquello que sirve para el sometimiento. Podríamos decir  que sucede lo mismo cuando surgen medidas políticas consistentes en revisar designaciones hechas antes y de último momento, auditar cuentas y presupuestos, congelar los salarios de los que más ganan como instituyen las nuevas autoridades del PAMI.

Dichos actos tienden a poner en cielo abierto, a iluminar la historia pasada y presente de  una institución destinada al bien solidario. Para ello son necesarios dos instrumentos fundamentales pero nada desconocidos para los médicos: un buen haz de luz para examinar los más recónditos espacios del cuerpo humano y un par de guantes de latex  para desempolvar  las diferentes capas de polvo y otras formas acumuladas de buena y mala fé. De cualquier manera, se trata de curar a cielo abierto las enfermedades que han generado los sistemas injustos. Siempre será más sano echar luz a un mundo de sombras.