La designación de Carlos Rosenkrantz como nuevo presidente de la Corte, no sólo provocó la alegría de Elisa Carrió sino también el entusiasmo de los Ceos de las grandes corporaciones y, sobre todo, de la familia Macri y no pocos miembros de su gobierno, quienes con el reemplazante de Ricardo Lorenzetti respiran con alivio, al saber que, sin lugar a dudas, tendrán garantizada su impunidad por los próximos años, ante la posibilidad de que puedan avanzar causas sensibles que peligrosamente se acerquen a figuras del poder.

Las presiones de Farmacity para desembarcar en la provincia de Buenos Aires, el Correo Gate o la posible llegada al máximo tribunal de la ‘causa de los cuadernos’ (que empiezan a apuntar a la familia presidencial) no significarían un peligro inminente, porque el futuro titular de la Corte -que asumirá el 1° de octubre- no dejará de ser el representante del establishment y de las grandes empresas.

Después de todo, Rosenkrantz fue uno de los dos elegidos por Macri -junto a Horadio Rosatti- para el tribunal. Tanto, que violando todas las normas institucionales, intentó nombrarlos por decreto apenas asumió, aunque por el rechazo que recibió esa medida, finalmente debió intervenir el Senado.

Y más allá de los antecedentes académicos, el designado titular de la Corte es una figura reconocida por haber sido abogado de un inmenso abanico de grandes empresas. Uno de sus clientes más conocidos fue sin dudas el Grupo Clarín, al que incluso representó en la audiencia pública por la Ley de Medios, pero también litigó a favor de Cablevisión, YPF, Musimundo, América TV, Ávila Inversora, La Nación, La Rural (en cuya causa ya intervino la Corte), Carbap, McDonald’s, y las cerveceras Anheuser-Busch InBev, Quilmes y Grupo Modelo. También representó a Panamerican Energy y Central Térmica Patagónica SA. Bouzat, Rosenkrantz y Asociados declaró haber asesorado a los Fondos de inversión GP, Aconcagua Ventures, HWF Capital y Pegasus.

En tanto, Rosenkrantz fue fundador de la “Asociación para la Defensa de la Competencia”, una ONG creada desde el estudio con el único fin de presentar un amparo tendiente a lograr la suspensión de la resolución 100/10 que declaraba la caducidad de la licencia de Fibertel. En esa ocasión, Clarín logró una vez más evadir la ley y que Fibertel continuara operando como una pieza clave del monopolio mediático que, gracias a su designación, expandió su poder a la mismísima Corte Suprema de la Nación.

Por estas horas, desde el multimedio que supo tenerlo de abogado, alegan que el nombramiento es una forma de “bajarle el perfil ‘político’ al máximo tribunal y concentrarse en temas puramente judiciales”. Sin duda alguna se trata de un planteo al menos curioso, tratándose de quien, ya como juez de la Corte, avaló el 2 por 1 para condenados por delitos de lesa humanidad.

Con el desplazamiento de Lorenzetti de la presidencia del tribunal, llega a su fin lo que había sido una Corte ejemplar inaugurada por Néstor Kirchner -con los jueces Raúl Zaffaroni o Carmen Argibay-, que construyó una jurisprudencia caracterizada por ampliar derechos, y que, a tono con los tiempos del “cambio” tendrán a partir de ahora a un auténtico lobbista.

Fuente:Info135