Sus paisajes, sus colores, la brisa de las montañas y un cielo transparente, hacen de la Ruta del Vino salteña el lugar elegido para disfrutar de históricos poblados, viñedos, bodegas y vinos.

En Salta, el cultivo de la vid fue introducido por los Jesuitas en el siglo XVIII, principalmente en Cafayate. Aquí madura la cepa del Torrontés, vino blanco que se distingue por su intenso aroma y sabor frutados. Esta variedad ha alcanzado una expresión única en suelo salteño, convirtiéndose en la uva blanca insignia de nuestro país.

Hoy en día los viñedos se extienden por más de 3300 hectáreas entre los departamentos de Cafayate, San Carlos, Cachi, Molinos y La Viña. Zonas óptimas para el cultivo y producción del Torrontés y otras cepas como el Cabernet Sauvignon, Malbec, Tannat, Bonarda, Syrah, Barbera y Tempranillo con lugares y paisajes muy llamativos como los de la Quebrada de las Flechas, Quebrada de las Conchas y pueblos centenarios con una enorme riqueza cultural que se expresa en su música y artesanías.

En los últimos años la industria ha experimentado un gran crecimiento y desarrollo favoreciendo la elaboración de extraordinarios vinos de calidad, reconocidos en los mercados y concursos internacionales. La calidad y particularidad de los vinos salteños de altura son el resultado de la combinación de las condiciones privilegiadas del terruño y de la innovación tecnológica, sumadas a la dedicación y el conocimiento de los productores.

Uno de los factores más influyentes es la altura de los valles en los que se encuentran los viñedos. Esto no sólo favorece la gran amplitud térmica, sino que los rayos solares son más intensos y el aire, más puro y seco. La conjunción de estos factores sumados a las características peculiares del suelo y sus componentes, permiten lograr vinos de gran carácter, fuerte personalidad y excelente calidad, con aromas, colores y sabores distintivos.

El detalle extra:

Vino torrontés

Una de las características distintivas de la región es la producción de la cepa torrontés, de la cual se obtiene un vino blanco que se distingue por su intenso aroma y sabor frutado. Esta variedad traída desde España ha alcanzado una expresión única en suelo salteño convirtiéndose en la uva insignia de Salta y de Argentina misma.